El romance de la izquierda con el islam
La izquierda queer vitorea a quienes los masacrarían si pudieran
Después de los ataques de Hamás el sábado pasado contra civiles israelís, hemos podido asistir a un nuevo episodio del inexplicable romance entre nuestra izquierda postmoderna y el Islam medieval.
Desde la CUP a Podemos, desde la Crida LGTBI hasta Rufián y Bildu, nuestra izquierda queer y plurinacional se ha mostrado en todo momento incapaz de afrontar de manera racional la situación.
Usan el término “Palestina” cuando el problema es el yugo de Hamás sobre Gaza, donde no permiten la celebración de elecciones desde 2006, un año después de la retirada israelí de la franja.
Utilizan el término “sionismo” para aparentar que no les mueve el antisemitismo. Tachan de “genocidio” el legítimo derecho de un gobierno de defender a sus ciudadanos de una organización terrorista cuyo objetivo (tal y como recogen sus textos fundacionales) es exterminar a los judíos allí donde se encuentren.
Se fotografían con metralletas, como es el caso del eurodiputado de Podemos, Sr. Pineda, sonriente junto al fundador de Hamás, Khaled Mashal y algunos de sus esbirros. Se llenan la boca con menciones a corredores humanitarios y ayuda médica cuando Hamás ha rechazado tales medidas para su propia población.
Hablan de la franja de Gaza como de una “prisión al aire libre” gobernada por Israel, cuando la frontera sur está bloquead por Egipto desde hace años (los egipcios saben lo que se cuece allí). Ignoran el sistemático uso por parte de Hamás de la población civil como escudos humanos, situando sus bases bajo hospitales, colegios, etc.
Ignoran los retos para la convivencia causados por la inmigración islámica y su radicalización.
Extrañamente, ninguno de ellos se va a vivir con los de Hamás para hablarles de feminismo transversal, derechos LGTBI, identidades Queer y demás mandangas. Uno se pregunta por qué.
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