Fotografía de Xavier Trias en blanco y negro saludando con la mano

OPINIÓN

¡Que os jodan!

“¡Que os jodan!”, dijo Xavier Trias, cuando se enteró de que un pacto secreto y oculto entre un PSC y un PP, aparentemente enemigos, frustraba sus planes de volver a ser el alcalde de la ciudad condal

Quien más quien menos recordará la célebre frase que soltó todo un exalcalde de Barcelona, exconseller de la Generalitat y bon vivant de Sarrià - Sant Gervasi, como es Xavier Trias, el día que se constituía el pleno del ayuntamiento de la capital catalana el pasado mes de junio. “¡Que os jodan!”, dijo, cuando se enteró de que un pacto secreto y oculto entre un PSC y un PP, aparentemente enemigos, frustraba sus planes de volver a ser el alcalde de la ciudad condal. Pues eso, que os jodan —y añado yo, a todos—.

Lo que le pasó a Trias, hace casi un año, es el mejor ejemplo de en qué se ha convertido la política catalana y española. Como los que forman parte del establishment político, hoy en día, piensan más en sus intereses personales y de partido que en los de la ciudadanía a la que deben servir. A los que les pagan el sueldo mediante los cada vez más abusivos impuestos.

Sí, digo abusivos, porque cada vez son más altos y los servicios públicos de los que disfrutamos más ineficientes. Pero los políticos cada vez viven mejor. Que cada uno entienda lo que quiera.

Primer plano del candidato de JxCat a la alcaldía de Barcelona, Xavier Trias, interviene durante el acto de cierre de campaña, en los Jardinets de Gràcia, a 26 de mayo de 2023, en Barcelona

Estoy cansado. Cansado de aguantar a políticos que mienten diariamente. Lo hacen en la prensa, negándonos cosas que dos horas después se convierten en realidad, y en consecuencia también a la ciudadanía.

No me extraña, viendo cómo el valor de su palabra, que el Congreso de los Diputados sea la casa de los adulterios matrimoniales. Y se sorprenderían ustedes, si supieran qué diputados independentistas se toman unas cervezas cuando acaba su jornada laboral con los del PP. Y que incluso algunos se acuestan.

Esta buena relación que hay fuera de las cámaras debería ser la tónica habitual. La que guiase su trabajo diario. Al fin y al cabo, les pagamos por eso, para que se entiendan, lleguen a acuerdos y nos mejoren la vida. Pero no. Embarran, que algo queda.

Y en eso están nuestros políticos, en la mayor parte de su tiempo laborable. En insultar, gritar, mentir, difamar, robar. Normal que la población haya perdido el respeto y los increpe por la calle. Y aún se quejan. Aún lloran. Pues mire, no. Actualícese el currículum, si es que ha hecho alguno alguna vez, y busque su vida en la privada. Verá cómo calla.

Puigdemont en una rueda de prensa

Sí, estoy harto de los políticos, de la política, de las sesiones de control en el Congreso convertidas en un espectáculo malo de circo de pueblo, de Puigdemont montando conferencias a las siete de la tarde por algo que puede resolver con un tuit —él que además es de dedo fácil— y de los palmeros que, como si les fuera la vida en ello, ejercen de abogados defensores en las redes sociales.

Esperando, evidentemente, que algún día alguien por quien se han partido la cara se fije en ellos y les dé algún cargo. Que aquí a todo el mundo le gusta cobrar bien, trabajar poco y tener poder.

Por eso me uno al grito de guerra de Xavier Trias. Que os jodan, a todos, y mucho. O enfriéis un poco el ambiente o no vengáis después llorando, exigiendo a una ciudadanía a la que habéis encendido vosotros que se calme. Porque no. Irresponsables.

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