Primer plano del dado corporativo en el tejado de TV3

OPINIÓN

El problema principal de TV3 no es la lengua, sino su deriva

El procesismo salió en tromba contra Jordi Évole tras sus palabras sobre TV3, cuando el problema de la televisión pública es de lo que representan ambos

Hace dos semanas TV3 volvió a estar en el punto de mira por unas palabras de Jordi Évole. El presentador de La Sexta fue invitado al programa 'Col·lapse' de Ricard Ustrell. Celebró que la cadena está ahora "en un proceso de apertura, después de un proceso de cierre, de tener un público y no querer más". Ustrell le dijo que algunos señalarían este cambio de TV3 como una proceso de españolización, a lo que Évole le respondió: "que, ¿qué problema hay en españolizarse? ¿En qué país vivimos?". 

Évole amplió esta información, pero algunos usaron la frase para atacar al presentador. Lo cierto es que Jordi Évole dijo después que él no lo decía en el sentido de "vivimos en España". "Si dices vivimos en un país que se llama Cataluña, me parecería una respuesta sensacional y que seguramente compartiríamos", añadía. En resumen, lo que reclamaba Évole era que TV3 hiciera productos transversales, que se pudieran ver en barrios "como Bellvitge", aunque cree que ya se encuentra en este proceso.

A partir de estas declaraciones de Jordi Évole hemos vivido una semana de tuits, artículos y argumentos categóricos. O se está con Jordi Évole porque hay un sector minoritario del independentismo que es intransigente, o se debe linchar a Évole porque es españolista. Sinceramente, a mi Évole me da igual, es un personaje que no me hace demasiada gracia y que vive de parecer de izquierdas mientras tiene un patrimonio de millones de euros.

Captura de un momento de la entrevista de Jordi Évole en el programa Col·lapse de TV3 en el que él se ríe con su mano en la barbilla

El problema no es Jordi Évole. Es más, el problema no es la lengua de TV3, ni si se debe españolizar o no. A mí me parece lógico que la televisión pública catalana sea en catalán, del mismo modo que no me molesta si un invitado en un programa o un actor utilice el castellano. El problema de TV3 es otro.

La televisión pública catalana se ha convertido en todo lo contrario a sus valores fundacionales. Quería evitar ser una televisión regional, provinciana y competir con cualquier televisión del mundo. Ya no es así. Su cuota de pantalla actual fue del 13,9% en 2023, un dato que le permite ser líder de audiencia un año más. Sobre todo por la inercia de los informativos, esa tradición tan nuestra de comer y cenar con la televisión puesta. Fíjense: TV3 supera siempre el 20% de share en los TN, pero baja al 13,9% en su media.

Televisión de Cataluña se ha convertido, lamentablemente, en una cadena monotemática. O dicho de otra forma: un solo tema desde una sola perspectiva. TV3 es la máxima expresión de la Cataluña woke. Sus magazines diarios - 'Els Matins', 'Tot es mou' y 'Planta Baixa'- podrían cambiarse y nadie se daría cuenta. De hecho, ya ha sucedido, porque son la misma gente, hablando de lo mismo desde su óptica progre y de superioridad. Un poco lo mismo que representa Jordi Évole. Por no hablar de todos los programas de la productora de Toni Soler -'Està passant' y 'Polònia'-, donde siempre reciben los mismos

Montaje de fotos de Toni Soler y, de fondo, una imagen de las instalaciones de TV3

El 'Sense Ficció' o '30 minuts', un claro ejemplo

'La red ultra: cómo la extrema derecha se instalan en el móvil de los jóvenes", "compartimos la cosecha", "Laietana, 43", "La amarga lucha de el Noi del Sucre", "(re)pensando la educación sexual" son algunos de los últimos documentales del 'Sense Ficció'. Siempre la misma línea editorial, siempre el mismo punto de vista.

Si hacemos el mismo ejercicio en el '30 minuts', más de lo mismo: "El catalán a Europa", "Derechos vulnerados", "Cisjordania, la otra guerra", "Cataluña norte, el catalán a juicio", "Vidas trans" o "El trabajo o la vida".

TV3 y Catalunya Ràdio nos cuestan 336 millones de euros. La Comunidad de Madrid destina a Radio Televisión Madrid 76,2 millones, por poner un ejemplo. Es evidente que hace cosas bien: 'Crims' o 'Joc de Cartes' son buenos productos y que consiguen audiencias brutales porque salen de la ideología y el punto de vista imperante en la cadena. Algo similar sucede con 'Eufòria' y otros productos históricos de TV3.

El debate sobre cómo debería ser TV3 debería ir en este sentido. No tiene ninguna lógica que TV3 imponga un modo de ver las cosas, desde la guerra en Israel o cualquier otro punto de vista social. Su batalla cultural woke es evidente, no se esconde y consigue hacer de lo anecdótico noticia. Su especial atención a todo lo procesista, además, hace que muchos catalanes ya no la vean como suya.

Este es el gran 'logro' de quien dirige TV3 y marca desde dentro la línea editorial y de contenidos. Ya no es solo una televisión donde lo procesista siempre tiene prioridad. Se ha convertido también en una máquina ideológica.