El precio de hablar a favor de Israel
En Mallorca, surge una nueva polémica, como cada vez que alguien en público asume posiciones en favor de Israel
Estas últimas dos semanas, se ha dado en Mallorca un nuevo episodio de ventolera política, como cada vez que alguien en público asume posiciones en favor de Israel. Sucedió con los disturbios de la Universidad, sucedió con la tramitación parlamentaria de una moción en apoyo de la comunidad judía y ha vuelto a suceder a raíz de una conferencia de Francisco Gil-White, antropólogo mexicano, invitado por el IEB (Institut d'Estudis Baleàrics).
Como es sabido, la izquierda tiene una peculiar idea acerca de la libertad de expresión. Como decía Mark Twain, si creemos en la libertad, esto significa creer en la libertad del otro.
Aplicado a este caso, defender la libertad de expresión justamente significa defender la libertad de expresión del que piensa de manera diferente. Si solo defiendo la mía, lo que hago es imponer un único relato.
Pues bien, el mero anuncio de dicha conferencia suscitó un manifiesto de decenas de profesores de la Universitat de les Illes Balears, después un comunicado en contra de la misma UIB (que no tenía nada que ver en el asunto) y llamadas al boicot de los movimientos pro Hamás, que se concretaron en una manifestación a las puertas del evento y pintadas antisemitas en el edificio, además del habitual señalamiento de los “sionistas locales” en redes sociales, de manera significada la Dra. Laura Miró Bonnín y quien firma este artículo, habituados por desgracia a meses de acoso.
Los partidos políticos, como es usual, guardaron silencio. La izquierda en ningún momento dijo una sola palabra contra los que nos llamaban asesinos o genocidas, coreaban “desde el río hasta el mar” o “fuera sionistas de nuestras calles”, pero de la izquierda, claro está, uno no espera ningún tipo de nobleza moral.
De parte del PP, el único que asomó en prensa fue el director del IEB y lo hizo para mentir de manera espectacularmente clamorosa, diciendo que se había dirigido personalmente a la Comunidad Judía para pedir que en la conferencia no se cayera en el discurso de odio hacia ningún colectivo. En petit comité, esa misma tarde, un alto cargo nos tildó de “desagradecidos”, como si los ciudadanos tuviéramos que andar agradeciendo a los políticos a cada momento que simplemente hicieran su trabajo, tan generosamente remunerado.
La Presidenta Prohens viene siendo la única que de manera clara y firme respalda la Comunidad Judía en sus apuros, en una época en que necesitamos protección policial simplemente para abrir la sinagoga o celebrar cualquier acto en un espacio público.
De ella en persona nadie puede tener queja alguna. Pero es evidente que la UIB y algunos cargos medios del Govern podrían aprovechar de vez en cuando alguna ocasión para quedarse callados y al menos disimular sus carencias morales. Las cosas serían más fáciles para todos.
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