Irene Montero y Pablo Iglesias con el puño en alto en un acto de campaña

OPINIÓN

Podemos, el nuevo partido procesista

Las críticas de los morados no son más que simples gesticulaciones

Que el ‘procés’ ha cogido el puente aéreo para instalarse en Madrid es algo cada vez más evidente. Es un hecho que, con acierto, viene advirtiendo desde hace días el líder del PP catalán, Alejandro Fernández. Lo vemos, por ejemplo, en la polarización extrema en el Congreso. O también en el hecho que cuestiones como la amnistía -que afectará a apenas 300 personas- se han situado en el centro del debate político en España. 

Entre otras muchas cosas, la cultura política que representa el ‘procés’ es la de dar más importancia a la gesticulación y a las palabras que a los hechos. O directamente decir una cosa que contradice lo que estás haciendo.

En las últimas semanas hemos visto varios ejemplos de ello. Gabriel Rufián decía que el PSOE siempre “intenta engañar” y Míriam Nogueras ponía cara de enfadada mientras ERC y Junts votaban a favor de la investidura de Pedro Sánchez. Ambos partidos amenazaban al nuevo presidente del Gobierno a la vez que abrazaban los dos millones de euros ingresarán -cada uno- por el grupo parlamentario propio que han conseguido, precisamente, gracias a la cesión de escaños por parte del PSOE.

Míriam Nogueras, con cara de enfadada, sentada en su escaño en el Congreso de los Diputados

Podemos ahora se ha sumado a esta cultura política. A lo largo de las últimas semanas, los morados ponían en duda su apoyo al Gobierno si Irene Montero se quedaba fuera del nuevo ejecutivo. Pero cuando hicieron la consulta interna a sus bases, los mismos dirigentes que amenazaban y atacaban a Sánchez y a Yolanda Díaz pedían a los militantes que votaran ‘sí’ a facilitar la investidura.

Irene Montero mirando al cielo durante una intervención en el Congreso de los Diputados

Ahora hemos visto un nuevo capítulo del ‘procesismo’ de Podemos. Tras quedarse sin representación en el Consejo de Ministros, prometen hacer oposición al Gobierno con sus cinco diputados. Pero cuando han sido cuestionados por la posibilidad de salirse del grupo parlamentario de Sumar, han recogido cable. No sea que se queden sin la asignación económica que tienen pactada con la plataforma creada por Yolanda Díaz. Que en el grupo parlamentario mixto hace mucho frío, hay menos dinero y en Podemos acaban de hacer un ERE.

Así, los morados siguen el camino marcado por ERC y Junts de criticar a los mismos que sostienes. De hacerse los enfadados mientras hacen de muleta necesaria para que Pedro Sánchez pueda gobernar. Ya veremos cuántas veces votarán diferente a PSOE y Sumar en esta legislatura, pero podemos apostar que no serán demasiadas. Eso sí, las críticas y las gesticulaciones no cesarán porque deben marcar perfil propio, aunque sea de cara a las elecciones europeas del próximo verano -en las que ya amenazan con presentarse al margen de Sumar-. Todo sea por el relato y por tener entretenida a tu parroquia.