Dos personas en un fondo rosa con líneas negras, una mujer con blusa azul y un hombre con camisa oscura.
OPINIÓN

'A pesar de la distancia ideológica…'

Los modernitos han cargado contra dos mujeres, una vez desde la distancia y otra, desde más cerca. ¿Pura coincidencia?

Desde hace un tiempo, cuando le pasa algo a un personaje público que no sigue los preceptos de la wokesfera, los aspirantes a la cumbre de la corrección política inician su lamento con un “a pesar de la distancia ideológica”. Parece como si esta fórmula mágica los eximiera de cualquier vínculo con un perfil malvado que se atreve a salirse de las ideas establecidas.

¿Hasta dónde llegará este absurdo? Llegaremos a vivir situaciones tan ridículas como que, tras la muerte de un ser querido, te digan: “a pesar de la distancia ideológica, te acompaño en el sentimiento”, o incluso, cuando sufras un insoportable dolor de muelas, te exclamen: “desde un posicionamiento ideológico en las antípodas del suyo, quiero desearle una pronta recuperación”. Resulta que cuando te relacionas con personas que discrepan es muy importante cómo te expresas; en cambio, bajo el paraguas del sistema, algunos se creen que su libertad de expresión no tiene límites. 

Dos personas con auriculares están en un estudio de grabación, una de ellas sostiene una botella y ambos parecen estar conversando frente a micrófonos.

Si la cosa va de hacer bromas con nombres, debo decir que a Joel Díaz no, pero a Andreu Ginola yo lo felicitaría porque fue el único que reaccionó al instante ante una broma que provocaba que el humor de La Sotana evolucionara de un canalla David Broncano a un rancio Pablo Motos. En un primer momento, Ginola intentó ignorar al ufano Díaz, que consideraba que, al fin, con una forma impersonal del verbo “violar” había logrado un chiste que haría llorar de risa al público.

Posteriormente, cuando el presentador vio que su colaborador no se daba por vencido, exclamó, como quien sale de copas con un amigo que ya empieza a ir pasado de rosca: “vale, Joel”. Hacen bromas con el verbo “violar” y ahora no entienden que haya consecuencias. Los de los puntos lila, los de “ni una menos”, “Hermana, yo sí te creo”, ahora te dicen que no poder bromear con el verbo “violar” es un ataque a la libertad de expresión.

Evidentemente, cuando algo está superado se puede bromear, pero resulta que la amenaza de violación aún coarta la libertad de las mujeres, así que imagina hacer bromas con un niño. 

Por otro lado, esta semana los revolucionarios de sudaderas de marca con rayas blancas en las mangas, los revolucionarios de piercings en la nariz y dilataciones han estado bien ocupados. Durante una intervención de Pilar Rahola en la Fundación Universitaria Martí l’Humà, la Organización Juvenil Socialista organizó una protesta. No fue suficiente con manifestarse fuera; enviaron representantes al acto que le lanzaron pintura roja. 

Primer plan de Pilar Rahola

He estado leyendo que, aparte de que no les gusta el argumentario de Rahola cuando debate sobre el conflicto en Oriente Medio, condenan una reflexión sarcástica, un chiste que hizo sobre las víctimas de Gaza. Pilar Rahola dijo: “los palestinos cada día saben que han muerto 581 personas, de las cuales 700 son niños”. Evidentemente, esta hipérbole le sirvió a Rahola para reprobar a los medios de comunicación que den credibilidad al Ministerio de Sanidad de Gaza, controlado por los terroristas de Hamás. 

Como se suele decir, en la guerra, la primera víctima es la información y eso de jugar con las cifras es más viejo que el hilo negro. Jaume I ya lo hacía, pero con una intención bien diferente: en la Edad Media se exageraban las cifras de los contrincantes para dar más valor a las gestas. Hoy en día, vende más ir de víctima y por eso siempre se intenta poner énfasis en la cantidad de niños y mujeres víctimas, porque refuerza la imagen de que son civiles. 

Esta semana muchos han sacado a pasear su humor. Por ejemplo, Baños, de quien podría hacer un chiste fácil sobre su apellido y las filias que él mismo, en un descuido, nos mostró a los usuarios de X, pero no lo haré. Prefiero considerar el tuit ingenioso con la foto de Rahola llena de pintura roja: “Es pintura. No le ha explotado el busca”.

No sé si Baños hubiera preferido que hubiera sido sangre o pintura, pero lo que parece estar claro es que la operación que hizo explotar los dispositivos con los que se comunicaban los terroristas de Hezbolá le dolió. Y aquí estamos: curiosamente, los modernitos han cargado contra dos mujeres, una vez desde la distancia y otra, desde más cerca. ¿Pura coincidencia?

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