Pensamiento único y discriminación positiva
¿Desde cuándo hemos empezado a permitir que la nueva inquisición pueda destruir la vida de la gente?
El revuelo producido por el sesgo racista contra los blancos de la IA de Google ha sido la última de una innumerable lista de despropósitos llevados a cabo en pro de la corrección política y la defensa del pensamiento único actual. Dicen hacerlo por el bien y la justicia social, pero solo les mueve el vil dinero y una necesidad enfermiza de controlar a todo aquel que se atreva a tener un solo pensamiento crítico. Quieren consumidores aislados y sumisos, y están dispuestos a todo por conseguirlo.
En el cine la sustitución étnica es evidente, podemos ver a Zeus negro, a la sirenita negra, a Campanilla negra, a Blancanieves hispana y a un D’Artagnan negro. Además, no contentos con esto, también hay cupos de “racializados” en las producciones, incluso haciendo que no se pueda acceder a determinados galardones si no se cumplen estas condiciones. ¿Hacen lo mismo con el cine de la India, Corea del Sur o Senegal? ¿Por qué a unos sí y a otros no?
Se cancela a escritores de otras épocas porque algunos de sus planteamientos no pueden ser aceptables moralmente en la actualidad, como si se pudiera juzgar a alguien con conceptos y una moralidad que ni existían en el momento que vivieron, no tienen en cuenta el contexto en el que se escribieron, y, además, ¿qué más da que no encaje con su forma de pensar? ¿Acaso no es bueno ver y aprender de distintos puntos de vista?
También se persigue a los escritores que osan disentir del más mínimo aspecto de lo que se considera aceptable, un buen ejemplo de ello es la persecución brutal que se ha llevado a cabo contra J. K. Rowling por el mero hecho de afirmar que el sexo es algo biológico.
¿Desde cuándo hemos empezado a permitir que la nueva inquisición pueda destruir la vida de la gente? En otros países este proceso lleva décadas de desarrollo, en España su irrupción es mucho más reciente.
En los partidos políticos empiezan a colocar a gente, como en el caso de Podemos, que apenas saben hablar español. ¿Es por su valía o por vender una imagen acorde al pensamiento dominante? Indudablemente, es la segunda opción.
Están surgiendo toda una serie de incompetentes, de incultos y de gente que no aporta nada a la sociedad cuyo único mérito es tener un color de piel distinto al blanco y que han hecho de su oficio hacerse los mártires y vivir de ello. Es más fácil echarle la culpa a los demás que darse cuenta de que se está haciendo las cosas mal e intentar construirse a uno mismo.
Esta gente no es representativa de la vida de la gran mayoría de los inmigrantes, en casi todos los casos son gente acomodada que vende una película que no es la que viven ellos. Se lucran como portavoces de gente que no los ha elegido y que no tienen nada que ver ellos, salvo por el color de la piel. En este grupo se encuentran actores, artistas, cantantes, humoristas, portavoces y podcasters, entre otros.
El color de piel no te hace tener una ideología concreta, ellos intentan hacer ver que sí para estafar y manipular a otros, pero tener la piel más clara o más oscura no te hace ser más fascista, liberal o comunista. Una persona debe obtener reconocimiento por su valía, no por su color de piel.
Da igual que sea blanco o negro, lo importante son sus capacidades. Los portavoces antes mencionados en realidad son los más racistas, los que más importancia le dan al color de la piel.
España, como país, debe poner en valor lo suyo, nuestra historia, cultura y tradiciones. Debe poner en valor lo que somos, abandonando los complejos impostados. Debemos dejar de poner cupos, de privilegiar a nadie y de permitir que falsifiquen incluso la historia.
Cada uno tiene que estar orgulloso de lo que es, y los españoles blancos no deben avergonzarse de serlo, igual que un negro no debe avergonzarse de serlo. Hay que dejar de seguir clichés e imposiciones de nadie.
Es necesario romper con la corrección política y dejar de hacerle el juego a las grandes empresas y organismos internacionales que solo quieren el aislamiento, el enfrentamiento y la debilidad de cualquier identidad colectiva para conseguir consumidores dóciles.
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