Dos hombres con trajes formales, uno levantando el puño y el otro hablando, con un fondo gráfico en tonos rosados y negros.
OPINIÓN

Pan y circo

La preocupación de la prensa y de la política española está centrada en las mismas tonterías de siempre

Mientras España se acerca cada vez más al precipicio, la preocupación de la prensa y de la política española está centrada en las mismas tonterías de siempre. Siguen con una polarización social sin precedentes, pero sobre temas que no van a solucionar ninguno de los problemas que tenemos los españoles. Es preferible tratar la guerra civil imaginaria a la que nos quieren encauzar que el desempleo, el trabajo basura, la inmigración masiva, la inseguridad y la degradación de los barrios obreros, entre otros, la lista sería interminable.

Ahora le ha tocado el turno a Puigdemont y a su siniestro abogado, con su bollywoodense actuación, digna de una película siniestra, porque no se lleve nadie a engaño, es lo que fue, una farsa pactada para que el prófugo con aires de Napoleón no creara problemas a la estabilidad de su majestad Pedro Sánchez.

No quería escribir sobre ello, por eso he tardado más en escribir este artículo, pero no he podido resistirme tras ver la vergüenza ajena que están dando muchos columnistas, periodistas, tertulianos y otros seres de la farándula política. Lo que me hizo dar el paso fueron las columnas de opinión, sobre todo al ver que algunas no cesan en su empeño de señalar a los Mossos como los culpables de su fuga, participando del circo de hacer creer que fue una ineficacia policial, porque no lo fue.

Carles Puigdemont con traje oscuro hablando frente a un micrófono.

Los jefes de los Mossos ordenaron que dejaran en paz a Puigdemont, y así lo hicieron. No fue por ineficacia, fue porque no tuvieron ninguna intención de hacer nada en momento alguno. La operación Jaula no fue otra cosa que un intento de salvar su imagen, pero no la de los Mossos, sino la del Gobierno de Sánchez.

Se han hecho memes, tertulias, vídeos y hasta performances, pero señalando a quien no deben, la culpa es íntegra de Sánchez, que es capaz de vender su alma por seguir en el poder un solo día más. La izquierda aplaude y la derecha intenta hacer su agosto y aparentar que son una oposición real y consecuente. Pero la realidad es que ni unos ni otros van a cambiar nada, juegan al mismo juego y todos ganan, todos menos nosotros, el pueblo español, que somos los que pagamos los platos rotos.

Sánchez ha conseguido, al costo de permitir la ilegalidad y que se rían de España, tanto el Gobierno de Cataluña como poder seguir manteniéndose en el poder. Si alguien cree que algo más le importa, se equivocan. 

La disidencia dentro del PSOE es falsa, apenas un runruneo que el presidente tiene más que controlado. Estando en la cuerda floja, chantajeado por nacionalistas periféricos de todo tipo, mantiene el paso cuál funambulista mientras buena parte del pueblo aplaude y otra vocifera, pero no hace nada, y sigue votando a su falsa oposición, que terminará sustituyéndole en el poder, pero solo para que todo siga como está. 

Hombre con traje y corbata hablando frente a una bandera de España y un fondo azul.

No hay nada más idiota que pedir el voto útil, votar al PSOE o al PP, o a sus consortes, es voto útil, pero para la oligarquía, para los que producen la mayor parte de nuestros males y, además, se enriquecen por ello. Tienen el dinero, la visibilidad, la estructura y el relato para mantenerse de forma indefectible en el poder. No hay solución dentro del juego constitucional, los partidos de izquierdas y de derechas no son más que una distracción que mantiene el orden actual, dentro del marco constitucional del 78 no hay solución posible.

Si queremos lograr algún cambio real necesitamos un nuevo proceso constituyente, en esta ocasión sin el férreo dominio de las oligarquías que monitorizaron el del 78. Lo que España necesita es un verdadero proceso popular, debe producirse una ruptura con lo precedente y dotarnos de un marco a todos los niveles que nos permita solucionar los grandes problemas que afectan a este país. Todo lo demás es pan y circo.

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