Operación Cataluña: el árbol, el bosque y los medios partidistas
La estrategia de Moncloa parece clara: desviar la atención -gracias a un tipo de prensa- de la actualidad política. Que las actuaciones ilegales hechas antes de 2017 no nos tapen la realidad
La Operación Cataluña sigue marcando la actualidad mediática en parte de la prensa catalana. Sobre todo aquella que hace tiempo que ha escogido partido político y no duda en sacar la bufanda y animar a los suyos. La "investigación" de varios medios promete alargarse en el tiempo, por lo menos hasta que la ley de amnistía sea una realidad.
Debemos partir de la base que tan legítimo es el independentismo político como que el Estado use sus armas legales si considere que se desafía la ley como sucedió en 2017. Y eso los partidos indepes lo sabían: si presentaban batalla al Estado era para ganarla, porque al otro lado de la partida había un país que usaba su maquinaria para intentar conocer tus pasos y movimientos. Hasta aquí, era lo previsible.
Lo que ya no es aceptable y debe ser perseguido es que un Gobierno usase información falsa, se inventase cuentas corrientes e instase al aparato judicial a crear causas sin pruebas. Si eso fue así, como parece y queda claro, alguien debe explicarse y responder ante la justicia. Lo dijo Alejandro Fernández, presidente del PP catalán: "La unidad de España se defiende con ideas y con la ley. Toda la ley, pero solo la Ley".
Uno de los aspectos que más sorprende entre determinados sectores periodísticos catalanes es que todo lo que se está publicando de la Operación Cataluña ya se sabía. Lo del 'espía' francés, las cuentas falsas de Trias, lo de la familia Pujol o el papel de Villarejo. De momento, los tres medios que han tenido acceso a la documentación -por orden de Moncloa- no nos han regalado algo que sea sorpresa.
Repito: es normal que Xavier Trias salga enfadado, que decida ir a la justicia y que exija que esta actúe. Y, como ciudadanos, debemos esperar que esto suceda, que la justicia quiera investigar lo sucedido. Lo lógico sería que más allá del espectáculo mediático de estos últimos días, quien tuviera la documentación la hubiera entregado a Fiscalía. ¿No recuerdan cuando Pedro Sánchez se jactaba de tener control sobre la Fiscalía?
Una estrategia clara de Moncloa
Pedro Sánchez ha demostrado ser más estratega que político. Su ideología cambiante debería ser un problema para Moncloa, pero siempre hay una cortina de humo en la manga para distraer la atención. Tras negar los indultos antes del 23J y garantizar que Puigdemont sería detenido tiempo atrás, su pacto con Junts y la ley de amnistía parecían escollos insalvables. Pero no hay que menospreciar al presidente del Gobierno: allí estaba la documentación de la Operación Cataluña en un cajón esperando el momento adecuado.
La manca de ética y legalidad de Mariano Rajoy y los suyos es ahora munición para el PSOE, la prensa partidista y Junts per Catalunya. De un lado, Pedro Sánchez puede suavizar su opinión pública, que sigue siendo contraria a la amnistía. Los papeles de la Operación Cataluña sitúan a los amnistiados como las víctimas, los perseguidos a quien hay que 'indemnizar'. Además, distancia a los socialistas de los populares.
Carles Puigdemont puede justificar aún más su pacto con Moncloa. El PSOE ya no es el PP y nos ayuda a poner luz en la oscuridad, que diría su buen amigo Carles Porta. Lo importante, pues, ya no es el uno de octubre, las leyes de transitoriedad, el 155, la cárcel o Waterloo. Es lo que Fernández Díaz, Cospedal y los suyos hicieron desde el Gobierno. Este es el marco mental en el que se quieren instalar Sánchez y Puigdemont.
Y para llegar a él, es indispensable el papel de la prensa partidista, que no ideológica. Porque una cosa es que un medio de comunicación defienda una ideología, cosa que sucede y es de recibo si uno no se esconde, y la otra es la prensa de bufanda. Medios de comunicación que varían su opinión sobre la amnistía, el Gobierno de coalición, la gestión de la inmigración o la educación en función de lo que dice su partido de referencia. Estos intermediaros entre la gente y los dirigentes políticos han convertido el periodismo político en deportivo.
Como sucede, por ejemplo, en Real Madrid Televisión y el caso de los árbitros, tenemos ahora una "investigación" periodística dictada desde Moncloa y Waterloo. A ver si hay suerte y nos enseñan también papeles del caso Pegasus.
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