Hombre de traje frente a un gráfico de barras con una flecha ascendente sobre fondo rosa.
OPINIÓN

Nuevos consejos al conseller Espadaler sobre prevención de suicidios en prisiones

Ocupa y preocupa al conseller Ramon Espadaler, la creciente tasa de suicidios en las prisiones catalanas

Ocupa y preociua al nuevo consejero del Departamento de Justicia y Calidad Democrática, Sr. Ramon Espadaler, la creciente tasa de suicidios en las prisiones catalanas.

De hecho, aunque es cierto que se observa un notable aumento de suicidios en Cataluña en términos relativos o porcentuales, este incremento es más discreto cuando se consideran las cifras absolutas.

Vamos, pues, a los datos:

Tabla que muestra la evolución de la cifra de suicidios en las prisiones catalanas desde 2011 hasta 2024, con cifras anuales que varían entre 2 y 14.

La tabla señala dos tendencias de crecimiento consolidadas de suicidios en los años 2013 y 2020. Desde 2017, con Carles Mundó como consejero, la administración penitenciaria catalana ha concentrado esfuerzos en la prevención de suicidios. Esfuerzos en recursos económicos y humanos, y también en nuevos protocolos.

En 2017 se incrementó un 60% el número de profesionales penitenciarios en el ámbito de salud mental. En 2018 se formalizó el primer Protocolo de Prevención de Suicidios en prisiones. En 2020 se publicó una segunda edición del protocolo.

En mayo de 2021, con la consejera Esther Capella, se publicó la Instrucción 2/2021 sobre la prevención de suicidios. A principios de 2024, con un nuevo acuerdo con el Departamento de Salud, se incorporaron 21 profesionales más ("Equipos de Bienestar") en un programa a tres años con un coste total de 11 millones de euros. Las palabras de la entonces consejera Gemma Ubasart no podían ser más premonitorias de un fracaso: "este programa tendrá un impacto positivo en la calidad de vida y la atención a las personas internas".

Celdas del Centro Penitenciario de Ponent en Lleida

Si analizamos las cifras absolutas y relativas, todos estos esfuerzos de la administración penitenciaria catalana han sido un fracaso. Como también lo ha sido el final de Ubasart y su equipo de asuntos penitenciarios.

Asimismo, si el Sr. Espadaler acepta lo hecho hasta ahora y mantiene las líneas de trabajo de los anteriores consejeros con ligeras modificaciones del protocolo, solo obtendrá un resultado: el fracaso del programa de prevención de suicidios y el mantenimiento de las cifras y tendencias actuales.

El Centro de Estudios Jurídicos y Formación Especializada (CEJFE) presentó recientemente el trabajo "Proyecto ANAIS: Análisis de incidentes de suicidios". Este estudio analiza los factores asociados a las 54 muertes por suicidio en los últimos 5 años y medio (del 1 de enero de 2018 al primer semestre de 2023).

Este exhaustivo estudio es una buena base para entender el problema en debate. Sin embargo, al centrarse únicamente en las muertes por suicidio, resulta reduccionista e insuficiente, ya que no incluye otros datos adjuntos a la conducta suicida en las prisiones.

Veamos esos datos adjuntos:

Tabla que muestra el número de tentativas de suicidio por año de 2019 a 2023 con los valores 101 en 2019, 86 en 2020, 151 en 2021, 154 en 2022 y 167 en 2023.

Se observa un aumento del 50-60%. Estas cifras, tanto en términos absolutos como relativos, son elocuentes. Los trabajadores penitenciarios están haciendo algo bien en la intervención directa para evitar muertes.

Tabla que muestra el número de episodios de autolesiones por año. De 2012 a 2017, la media fue de 300 episodios anuales. En 2018 hubo 582 episodios con un incremento del 70%. En 2019, 686 episodios con un incremento del 15%. En 2020, 884 episodios con un incremento del 29%. En 2021, 1,199 episodios con un incremento del 35%. En 2022, 1,629 episodios con un incremento del 35%. En 2023, 1,231 episodios con un descenso del 25%. En septiembre de 2024, 801 episodios.

En siete años, los incidentes de autolesiones se han cuadruplicado. Muchos de estos incidentes son de carácter instrumental, con fines como obtener acceso inmediato a servicios médicos o suspender medidas penitenciarias en casos de sanción, lo que desnaturaliza las verdaderas situaciones de suicidio y confunde a los profesionales.

Tabla que muestra el número de incendios principalmente en celdas desde 2019 hasta septiembre de 2024, con cifras de 6 en 2019, 59 en 2020, 86 en 2021, 129 en 2022, 96 en 2023 y 79 en septiembre de 2024.

Otra realidad en aumento en los centros penitenciarios. En cinco años, estos incidentes se han multiplicado por 15 o 20. No está claro si estos incidentes se incluyen en los datos de suicidios en caso de muerte, o dentro de las tentativas de suicidio o autolesiones. Estos incidentes no solo ponen en peligro a los autores, sino también a otros internos cercanos por la inhalación de humo. Además, suponen un gran riesgo para los funcionarios, que deben extinguir los fuegos y evacuar a los internos. Estos incidentes tensan mucho los centros penitenciarios.

En definitiva, un análisis centrado únicamente en las muertes por suicidio es incompleto. No ayudará a entender la magnitud del problema ni a encontrar soluciones adecuadas.

El pasado lunes 14 de octubre, el Sr. Espadaler compareció ante los medios de comunicación y anunció un plan de choque ante los últimos suicidios en prisión publicados en prensa, concretado en 10 acciones.

Este plan incorpora una primera falsedad: 9 de las 10 acciones no son realmente de choque, ya se estaban implementando. Quizás el consejero pretende intensificar esas acciones, es decir, que los profesionales trabajen con herramientas reales y sin restricciones para mitigar las muertes.

Repasemos esas 9 acciones recurrentes:

  1. Mesa permanente para la prevención de suicidios.
  2. Sensibilizar y formar a todo el personal en la detección del riesgo de suicidio.
  3. Actuaciones preventivas.
  4. Involucrar a las personas internas en la detección.
  5. Monitorear las activaciones y actuaciones.
  6. Restringir el acceso a objetos letales.
  7. Habilitar espacios alternativos y más flexibles.
  8. Intervención intensiva en el DERT (departamento especial).
  9. Garantizar la conectividad entre profesionales.

Finalmente, la última acción del plan de choque propone realizar un estudio del riesgo de suicidio con perspectiva de género.

Es cierto que los datos de suicidios en prisión muestran una paradoja al compararse con la población general. De 54 muertes, 5 eran mujeres y 49 hombres, aunque 7 personas se identificaban con el género femenino. Aunque en la población general los suicidios son más comunes entre los hombres, en prisión las mujeres presentan tasas relativas superiores.

Esperamos que este estudio no olvide la importancia del entorno en el que las mujeres cumplen sus condenas, siendo Wad Ras la prisión más antigua y obsoleta de Cataluña, y la unidad de mujeres de Brians 1 un lugar de convivencia imposible, nocivo y tóxico.

Algunos apuntes finales:

1. Sería interesante que el estudio ANAIS hiciera referencia explícita al origen de los fallecidos.

Gráfico circular que muestra el origen de los presos: 41% africanos, 23% de la Unión Europea, 23% latinoamericanos y 13% de otros países de la UE.

Otra vez entraríamos en el debate de cifras relativas y absolutas, pero parece evidente que el suicidio no es un fenómeno históricamente autóctono, sino “importado”, más considerando la creciente población extranjera que actualmente supera el 50% en las cárceles de Cataluña.

2. En la mitad de los suicidios ocurridos entre 2018 y 2023 no se detectaron indicios previos de conducta suicida, a pesar de la continua vigilancia.

Bueno, ¡quizás sí se está mejorando! Las cifras de intentos frustrados de suicidio deberían valorarse de otro modo, al igual que los protocolos activados hasta ahora y las ideas suicidas reconducidas.

Y quizás sea necesario abordar el debate con cierta madurez, aceptando la inevitabilidad de ciertas conductas. Como decía recientemente un pensador del entorno penitenciario: "el suicidio en las prisiones ha venido para quedarse, al menos a medio plazo".

3. Una comparativa de las tasas de suicidio con Europa y España sitúa a Cataluña con datos muy preocupantes. Cataluña tiene una tasa de suicidios de 16,8 por cada 10.000 internos. En el resto de España, la tasa es de 7,3, y en Europa es de 7,1 (según el informe anual sobre el estado de las prisiones del Consejo de Europa de 2023). Así, nuestra tasa de suicidios es más del doble que las tasas española y europea.

Y aquí surge la pregunta que el consejero Sr. Espadaler no responde: ¿Cómo es posible que Cataluña, con más recursos humanos en personal sanitario y profesionales de salud mental, con mayor número de profesionales de tratamiento, con mayor proporción de funcionarios de vigilancia, con más implementación de protocolos de prevención y mayores inversiones económicas para erradicar los suicidios en prisión, mantenga cifras más altas que sus referentes europeos y españoles?

Posiblemente, la respuesta requiere un enfoque más honesto, más real y menos cargado de prejuicios.

Después de repasar un poco el plan de choque del recién estrenado consejero, veamos los nueve consejos que le dirigimos al Sr. Espadaler:

  • Hay más profesionales más allá de la sede de la consejería. Abordar cualquier problemática de prisiones pasa por escuchar más a los técnicos que a los teóricos. No olvide que "prisiones is different". Gastar dietas en desplazamientos y escuchar a quienes están en primera línea penitenciaria es una excelente inversión.
  • Repetir una fórmula fracasada tiene pocas posibilidades de éxito. Si las actuaciones en prevención de suicidios desde 2017 han fracasado en cifras, ¿por qué dar continuidad a un fracaso?
  • Acostúmbrese a las malas noticias.  Este es un departamento propenso a darlas. Quizás la culpa no es de sus trabajadores, quizás es que el cliente del sistema penitenciario tiene cierta tendencia a protagonizar malas noticias.
  • Demasiado a menudo, el trabajo bien hecho en prisiones sí tiene fronteras y no tiene futuro.
  • ¡Exhiba carácter, hombre! Que no le digan los trabajadores penitenciarios que cada vez que determinadas organizaciones ajenas al sistema penitenciario sacan una noticia en prensa, usted corre a enmendar un protocolo o una circular.
  • La simplicidad es el camino más corto.  Este consejo puede parecer frívolo, pero no lo es. A punto de estrenar un nuevo protocolo de suicidios, el consejo es sencillo: no nos venga ahora con un "protocolo galimatías", de esos que nadie entiende y que suelen ser práctica habitual, generadores de confusión burocrática e incertidumbres en su aplicación.
  • Los suicidios han venido para quedarse, al menos a medio plazo. Ya lo hemos expuesto antes, que no suene, pues, a apático o indiferente. Hay que seguir trabajando en ello, pero el propósito de cero suicidios no está en manos de la administración ni de sus trabajadores.
  • Detrás de un suicidio hay una decisión.  No siempre se pueden detectar, no siempre se pueden evitar. Los suicidios han aumentado en nuestra sociedad, por lo tanto, gran parte de su explicación deberíamos buscarla fuera del entorno penitenciario. La prisión es un reflejo de la sociedad, en parte. Es un reflejo de esa parte de la sociedad más desfavorecida. El mero hecho de ingresar en prisión, inevitable al cumplir una sentencia, es ya un factor de riesgo.
  • Ahora, Sr. Espadaler, haga lo que considere oportuno. Atienda o ignore estos consejos.  Si actúa como un político habitual, pronto nos encontraremos debatiendo un nuevo protocolo, con mucha condolencia y vendiendo promesas vacías.
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