Misión a largo plazo: a por la alcaldía de Barcelona
Quién sabe si, dentro de tres años, veremos a Dani Sirera gobernando en el Ayuntamiento de Barcelona.
Hace ahora un año, Dani Sirera, candidato del Partido Popular a la Alcaldía de Barcelona, irrumpió en el consistorio de la capital catalana. Lo hizo de la mano de 3 concejales más: Juan, Victor y Ángeles.
Ocurrió en un contexto sumamente complicado, con tres competidores más en el mismo espacio del tablero electoral. El candidato del PP se tuvo que medir en las urnas con Eva Parera (Valents), Anna Grau (Cs) y Gonzalo de Oro (Vox). Además del PP, solo Vox consiguió dos representantes por dos décimas del porcentaje de votos, al borde del abismo.
Sirera fue designado directamente por Génova por su cercanía personal con el presidente nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo. Tuvo una precampaña muy corta y una campaña improvisada y poco brillante, a decir verdad.
Venía de la segunda fila, era el jefe de gabinete de Carlos Mazón. El mismo que después ganaría las elecciones en la Comunidad Valenciana y podría, tras unos meses, llegar a gobernar con Vox en la Generalitat.
El candidato popular evitó la desaparición del PP barcelonés, sumido en un sinfín de crisis y escaramuzas internas antes de su llegada. Y además, dobló la representación de su partido, pasando de los dos concejales obtenidos por Josep Bou en 2019, a cuatro. De 37.000 votos a 61.000 en tiempo récord y con una campaña de apariencia “low-cost”.
Abrir el partido para abrirse nuevas puertas
Uno de los vicios que más suelen afectar a los resultados de los partidos políticos es la endogamia. La incapacidad de incorporar talento externo con personas que no lleven el carnet de partido en la boca, suele abocar a los partidos tradicionales a períodos de sequía.
Esto es algo que ha entendido muy bien Dani Sirera, quien desde que llegó al Ayuntamiento supo equilibrar en cargos de relevancia tanto a propios como a “extraños”. Especialmente lo ha hecho en la parte de los asesores, ese mundillo interno de la política municipal que pocos conocen. Una parte importantísima para entender qué hacen los líderes políticos.
Y conociéndolo, puedo garantizar que su equipo, al menos el menos visible, funciona como un engranaje casi perfecto. Con mucho esfuerzo y mucha vocación de servicio a la ciudad.
Asomarse a la agenda de Dani un día cualquiera da vértigo. Si a eso le sumamos la sucesión de campañas electorales, se imaginarán que el día a día del líder del PP no es algo sencillo.
Eventos, mítines, reuniones con vecinos y entidades, carpas informativas o reparto de folletos son solo algunas de las actividades que llevan a cabo desde el PP de Barcelona. Algo que no se veía desde hace mucho tiempo. Una actividad política que está resucitando a un partido por el que, hace año y medio, nadie daba un duro.
Un objetivo: gobernar Barcelona
Se supone que cualquier partido que se presenta a las elecciones lo hace con la intención de obtener el poder y gobernar. Pero aterrizando en la realidad, algunos partidos saben que parten de una posición de desventaja para ello. Estar entre los primeros puestos del resultado electoral no es fácil, y menos si eres del PP en Barcelona.
Es cierto que todavía quedan 3 años por delante y pueden pasar muchas cosas. Sin embargo, hay datos para Sirera que invitan al optimismo y es importante destacarlos.
En primer lugar, dos de sus tres competidores (Cs y Valents) ya no existen. Eso se traduce en casi 23.000 votos que el PP puede aspirar a absorber de un plumazo, con el consiguiente aumento de concejales.
Por otro lado, en las últimas generales, donde Feijóo obtuvo la victoria, el PP cosechó 115.419 votos en Barcelona. Y en las autonómicas, 90.000. Esto hace pensar que, en el peor de los casos, Sirera aspirará al tercer puesto en unas elecciones municipales, superando a Colau y a ERC.
Solo el tiempo y los electores dirán qué posición ocupa Dani Sirera y qué rol (si oposición o gobierno) le otorgan. En todo caso, si es bueno para Barcelona, bienvenido sea.
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