Imagen con Javier Milei y Begoña Gómez
OPINIÓN

Milei, Begoña, embajadores, helicópteros

Óscar Puente, puede llamar drogadicto a Javier Milei, pero él no puede llamar “corrupta” a Begoña Gómez

¿Todo en orden en la política española? Todo en orden. Nuestro ministro de Evolución Homínida, Óscar Puente, puede llamar drogadicto al presidente de Argentina, pero dicho presidente no puede llamar “corrupta” a una ciudadana imputada por corrupción, ciudadana que, por aquellas casualidades de la vida, está casada con el presidente del Gobierno. Todo en orden.

Se puede llamar “fascista” a un liberal (a un tatcheriano clásico, un ultraliberal de libro) y se puede llamar a consultas a un embajador por la ofensa a las “instituciones”, puesto que, como es sabido, doña Begoña Gómez, la experta universitaria en captación de fondos es una institución del Estado; en cambio, los magistrados del CGPJ a quien la izquierda califica de “golpistas” y acusa de “lawfare”, pueden ser insultados día y noche, de manera insomne, maníaca, puesto que son el último bastión de esa idea reaccionaria y opresora de separación de poderes. Todo en orden.

El presidente de Argentina, Javier Milei, interviene durante el acto ‘Viva 24’ de VOX, en el Palacio de Vistalegre, a 19 de mayo de 2024, en Madrid

Los ministros pueden pasarse el día acusando a Israel de todos los males habidos y por haber; las activistas seborraicas como Ada Colau pueden embarcarse en aventuras marítimas de opereta; los sumaritas y podemitas pueden manifestarse al lado de los Pro-Hamás y gritar “desde el río hasta el mar”. Todo eso no es faltar al respeto diplomático, sino abrazar el progreso y el feminismo y luchar contra la islamofobia. Todo en orden.

Eso sí, uno de los aliados de Sánchez en su lucha infatigable por destruir nuestra cultura y civilización, el insigne Ebrahim Raisi, parece que ya no va a azotar a más mujeres por no llevar velo ni a matar a su población por no seguir la sharia. Una gran pérdida para el progresismo y toda la piara de activistas de izquierda (acampados o no, desodorizados o no) como Irene Montero, Jaume Asens o Elisabeth Duval que, suponemos, atenderán su funeral con sus banderas LGTBQI y sus proclamas laicistas. Los demás estaremos ocupados bebiendo champagne y escupiendo sobre su memoria.

➡️ Opinión

Más noticias: