Hombre con gafas y barba, vestido con traje y corbata, sobre un fondo rosa con líneas negras.
OPINIÓN

MHP Aragonés: Sayonara, baby

La Catalunya que nos deja es un pre-califato decorado con las estupideces del taniavergismo

Imagen del Blog de Octavio Cortés

Ayer el Molt Honorable Cigronet nos regaló un discurso de despedida que quería ser el canto del cisne y no pasó de ser el lejano gimoteo de un caniche olvidado a la puerta de un supermercado. Pasó revista a un catálogo de éxitos imaginarios en batallas imaginarias, jugó a la falsa modestia y se marchó con nobleza y determinación, con la cabeza bien alta, camino de un futuro babilónico, de sueldos vitalicios, asesores y prebendas.

Algunas cosas se pueden decir en favor suyo: ni huyó en un maletero ni se dedicó a llorar por los rincones como sus dos gloriosos antecesores; consiguió demoler para siempre el independentismo como movimiento social y político; escogió apartarse de la vía de la mentira histérica del raholismo en favor de una narrativa parvularia solo apta para hooligans; consiguió apartar al Mossén y relegarlo a una extraña existencia errante, conforme a la cual viaja por campos y praderas, con la mirada perdida, hablando con las vacas y los gorriones.

La Catalunya que nos deja es un pre-califato decorado con las estupideces del taniavergismo, en la que los turistas son apuñalados como conejos de corral y el feminismo abraza las saludables doctrinas de los ayatollahs. Ha ligado su suerte y la de su partido a la del Dog Sánchez, viviendo en un demencial equilibrio entre la disonancia cognitiva y el pesebrismo asalariado. Bajo su mandato el uso del catalán ha retrocedido a niveles folklóricos y TV3 se ha convertido en la salita de estar de Toni Soler.

Hombre con gafas y barba en un entorno formal ajustándose la corbata.

Con la nueva sesión de investidura convertida en la Segunda Venida del Mesías, suponemos que el grupo de ERC, con Aragonés a la cabeza, realizará una performance parecida a aquel video de auto-aplausos que protagonizaron cuando regresó la Bleda Infinita de sus años de vino y rosas en Suiza. En esta ocasión, quizás, podrían vestirse como los Sabandeños y añadir maracas y mandolinas, para aprovechar el ambiente veraniego, más informal.

Uno de los límites de la imaginación humana (hay muchos) es concebir que alguien vaya a echar de menos a Pere Aragonés y a su gabinete. Al menos, Puigdemont es un demente y Torra un personaje de ópera bufa: tenían y siguen teniendo una importante vis cómica involuntaria, que hace muy entretenidas sus aventuras en el mundo de la Heroicidad Fake.

Aragonés quería ser un buen gestor y se quedó en gnomo de jardín. Eso sí, pasará a la historia por su capacidad de monetizar su falta de talento, en eso pocos serán capaces de llegar a su altura.

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