Las mil promesas de Puigdemont
A estas horas, la detención de Puigdemont, más que un acontecimiento político, parece un barullo de fiesta infantil.
A estas horas, la detención de Puigdemont, más que un acontecimiento político, parece un barullo de fiesta infantil. El motivo es que falta un marco de referencia clara, puesto que todos los implicados llevan siete años mintiendo de manera torrencial, obscena, maníaca. En concreto, resulta imposible decidir si Puigdemont:
- no dijo que volvería para no ser detenido
- dijo que volvería para no ser detenido
- no dijo que no volvería para no ser detenido
- dijo que no volvería para no ser detenido
- no dijo que volvería para ser detenido
- dijo que volvería para ser detenido
- no dijo que no volvería para ser detenido
- dijo que no volvería para ser detenido
Encontraríamos discursos, declaraciones y tuits suficientes para defender o refutar cualquiera de los ocho tesis. Haga lo que haga (incluso si decide huir a Brasil en un zeppelin de colores) podrá decir que ha cumplido su palabra. Si le sumamos los mensajes contradictorios de Turull (del dúo de tap-dancing Rull & Turull), de Laura Borrás, de los voceros de la ANC o de los primos maternos de Joan Bona Nit, puede asegurarse que ningún hito de la historia política reciente ha venido acompañado de una confusión intelectual parecida.
Ya a nivel folklórico, los palmeros de fondo también han estado dando lo mejor de sí: Gonzalo Boye ha anunciado “una solicitud de amparo previa al recurso de casación por la denegación del escrito de súplica presentado al TSJC y elevado al TJUE como petición de prejudiciales respecto del archivo de la causa prejudicial por la recusación en primera instancia del juez que instruía los recursos de amparo por los escritos de imputación previa a las diligencias sobrevenidas por la reapertura del caso posterior al sobreseimiento del primer escrito de acusación”, lo cual ha llenado de satisfacción a los redactores de Vilaserp y a cuatro tietes de Castellpolit de la Roca. ¿Y Toni Comín, qué será de Toni Comín? ¿Se quedará gritando a solas en un chalet de Bruselas, comiendo kebabs a domicilio a cuenta del Consell per la República? ¿Y Lluís Puig, del que nadie recuerda ya qué pinta en todo este asunto?
En cualquier caso, los de Junts sacan pecho, porque podrán acusar a ERC de haber investido a un presidente socialista (Illa) a cambio de nada, no como ellos, que invistieron a un presidente socialista (Sánchez) a cambio de la oficialidad del catalán en Europa, éxito inenarrable del movimiento indepe. En cualquier caso, rogaríamos al conseller Elena que la detención se produjera a última hora de la tarde, que es cuando el cava fresquito entra mejor.
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