¡Illa presidente, Cataluña independiente!

Salvador Illa será el 133º presidente de la Generalitat. Si las bases de las Juventudes Republicanas (JERC), los cachorros de Esquerra, no deciden impedirlo con el único voto de la diputada Mar Besses. De ser así, esta será la columna que envejecerá más rápidamente. Pero en Cataluña todo es posible.

Con un resultado ajustado, no con el 80% del apoyo que esperaba Marta Rovira, la militancia de Esquerra Republicana ha aceptado el preacuerdo firmado con el PSC a cambio de un supuesto concierto económico —que ni unos ni otros quieren llamar así— y otras cuestiones que hace años que ERC discute con el PSOE y que nunca se llegan a cumplir.

De hecho, a lo largo de esta negociación para hacer presidente a Illa, hemos visto cómo el PSOE de Pedro Sánchez empezaba a pagar los compromisos adquiridos con los republicanos a cambio del apoyo a su investidura hace prácticamente un año.

No tanto por convicción como por la necesidad imperiosa de cumplir para que las bases de ERC tuvieran algún tipo de golosina para creer que, esta vez, todo lo pactado sí se cumplirá. Que no les tomarán el pelo como hasta ahora. Aunque con Sánchez esto es un gran acto de fe.

La participación en la consulta de ERC, con más del 77% de militantes haciendo uso de su derecho a voto, demuestra que el partido está vivo y que la democracia interna funciona. Aunque es evidente que la formación ha quedado más dividida que nunca. Y gestionar esto, a los que mandan ahora y a los que aspiran a volver a mandar a partir de noviembre, no será fácil.

La dirección de Marta Rovira ha ganado por la mínima. Muy lejos del resultado que esperaban. Rovira, que hace solo unos meses decía que un país gobernado por el PSC sería “un país obsoleto”, ha regalado ahora el Gobierno —seguramente por un par de legislaturas— al PSC que hará un país obsoleto.

Retornada a Cataluña después de seis años de vivir bien en Suiza, eludiendo la acción de la justicia, la secretaria general de ERC ha renunciado a los principios fundacionales de su partido y al anhelo de una parte importante del país —que ya no es una mayoría— a cambio seguramente de una salida profesional personal en un futuro no lejano. De eso, de pagar favores a través de empresas públicas y del IBEX, el PSOE sabe un rato.

Guarden este párrafo que será válido también para Gabriel Rufián, principal abanderado de este y todos los acuerdos con el PSOE. El ‘exiliado’ en Madrid, donde vive más que en Cataluña, espera que los socialistas le solucionen la vida una vez termine su vida política útil —si es que alguna vez lo ha sido—. Y me parece que esto pasará más pronto que tarde.

Sea como sea, por lo que sea, Cataluña tendrá muy pronto nuevo presidente de la Generalitat. El país pasará página de una de las presidencias más tristes, oscuras e inútiles que se recuerdan, la de Pere Aragonès, que incluso habrá superado en inservible a la de Quim Torra.

El trabajo que tiene Salvador Illa, reactivar el país, lidiar con ERC y con los Comunes y sobrevivir con un Parlamento en contra, no será nada fácil. Pero siempre podrá decir, con el paso de los años, que fue el primer presidente de la Cataluña independiente (fiscalmente). ¡Illa presidente, Cataluña independiente!