Salvador Illa con gafas y chaqueta azul sonriendo frente a un fondo rosa con un marco de líneas discontinuas.
OPINIÓN

¿Illa sí? o ¿Illa no?

Lamentablemente, la guía rectora es el cortoplacismo y el miedo a perder cargos y estructura

Como bien saben en el día de ayer tenía lugar la consulta a los afiliados de ERC respecto a si se debía o no votar en el Parlament para darle la presidencia de nuestra Generalitat a Salvador Illa.

Esta decisión no encontraba a nuestro partido en un buen momento, una serie de decisiones de su Ejecutiva habían llevado a encadenar un masivo voto castigo por parte de nuestros propios simpatizantes, y a ello se habían sumado escándalos como el de los Carteles de Maragall y otras operaciones de prensa contrarias a la ética del partido, y también, como no recordarlo, un armado de listas en el cual el partido se cerró sobre sí mismo poniendo fin al largo proceso de participación ciudadana en el cual se nos había incluido a nosotros las personas migrantes.

Marta Rovira con chaqueta azul y camiseta blanca gesticula con las manos levantadas mientras habla en un podio amarillo con la inscripción

El problema, entonces, no era solo:  “Illa si” o “Illa no”, sino también si tenía sentido seguir corriendo a ciegas sin diagnósticos solo teniendo el cortoplacismo como guía rectora. Si toda esta cadena de errores nos había llevado a la situación electoral en la que nos encontramos, ¿sumar un error más nos sacaría de ella? ¿O por el contrario terminaría de sentenciar a nuestro partido poniéndolo definitivamente de espaldas a sus electores? Y por otro lado, para nosotras como migrantes, ¿Qué lugar nos daba este proyecto más allá de exigirnos poner nuestro voto al servicio de la Ejecutiva? 

En la consulta de ayer solo participaban nuestros afiliados, no obstante un gran porcentaje de los mismos se encuentran condicionados en su voto por los cargos que detentan, mientras miles de quienes nos apoyan en cada campaña electoral, y en la militancia del día a día, no participaron de esta consulta porque no están como afiliados, pero son a quienes nuestro voto en el Parlament representa. Toca entonces ya el no pensar solo como partido, sino también el actuar con responsabilidad en nombre de aquellos que nos votan.

La consulta interna con nuestros votantes me ha dejado claro que como partido no podemos seguir exigiendo una y otra vez que se opere con un “salto de fe”. El acuerdo presentado, a las apuradas y con escaso detalle, no es más que una buena declaración de intenciones, pero que todos sabemos que no se podrá llevar a cabo.

Un grupo de personas de pie frente a un podio amarillo con el logotipo de Esquerra Republicana, mientras varias cámaras los graban.

Existen en él cuestiones que dependen directamente del Congreso de los Diputados, y que ni el PSC a nivel local, ni tampoco el PSOE a nivel del Estado Español, pueden garantizar. ¿Por qué entonces deberíamos salir a vender nosotros algo de lo que no tenemos garantías? ¿No fue precisamente esta actitud la que nos ha hecho perder el apoyo de buena parte de nuestros votantes? ¿Deberíamos salir a venderles algo que no podemos garantizar que suceda, sobre lo que no tenemos control o auditoria? ¿Dónde ni siquiera somos parte del Govern como para al menos poder renunciar, pegar un portazo, y salirnos si no se cumple? ¿Con qué cara vamos a mirar a nuestros votantes cuando en unos meses suceda lo que todos sabemos que sucederá?

Por otro lado, nosotros como migrantes nos hemos sumado a un proyecto de independencia para Cataluña, y es precisamente Illa uno de quienes de manera más ferviente ha apoyado la represión del 155. Es también quien, durante la pandemia, ha realizado una serie de contratos de compra venta de material sanitario que se encuentran pendientes de ser revisados por la justicia. ¿Vale la pena empeñar nuestro nombre para apoyar una propuesta anticatalana, anclada en los votos que migraron de Ciudadanos al PSC, y con propuestas de derecha?

Siempre nos hemos presentado en sociedad como puristas, denunciado la corrupción, y negando pactos que podrían haber sido positivos para el proyecto de país solo por el hecho de no juntarnos con corruptos y represores. Hoy se nos pide que dejemos de lado dicha tradición, sin garantías, y a cambio de nada. Lo siento, pero no puedo hacerlo. La experiencia reciente nos muestra qué ha sucedido con la mesa de diálogo, con la derogación de la ley mordaza, con el blindaje del catalán y con cientos de propuestas en las que más de una vez se nos ha vendido gato por libre.

Primer plano de Salvador Illa en un mítin del PSC

Hace dos días nos decían que “no nos podemos dejar condicionar por las dudas que podamos tener respecto a la implementación de los acuerdos”. ¿No es acaso la duda, y la contrastación con la historia, con los hechos, la que nos permite una correcta reflexión política y la toma de decisiones?

Nos decían que “la duda nos paraliza y nos impide confiar en nuestra propia capacidad de avanzar”. ¿Nos paraliza, o nos alerta para que podamos recalcular y evitar cometer un grave error? ¿Nuestra capacidad de avanzar? ¿A dónde? ¿A ciegas? ¿Sin control? 

Hacer presidente a Illa no es avanzar, o si lo es, lo es avanzar en dirección hacia el abismo, es sacrificar el capital político del partido, su credibilidad, y su futuro, por miedo a una repetición electoral.

Si debemos comenzar a reconstruir el partido, el primer ladrillo era votar ayer que NO, para con ello recuperar algo de la credibilidad perdida en estos días. Lamentablemente la guía rectora es el cortoplacismo, los consejos de la endogamia de cámara cerrada y el miedo a perder cargos y estructura, y “avanzar” en dicha dirección es un suicidio.

No voy a ser cómplice en ello, ni tampoco me prestaré a la manipulación y chantaje emocional a nuestra militancia para pedirle que “no duden” y avancen hacia el abismo con una sonrisa y de la mano con nosotros, cuando una lectura materialista de la historia nos devuelve de manera clara qué sucederá luego de este pacto con esas “promesas”.

Invito al partido a reflexionar, a escuchar a sus votantes, y a volver a conectar con la ciudadanía a pie de calle. Ya van dos largas temporadas de creer que toda crítica es un ataque de los demás partidos, y de faltarle el respeto a cualquiera que no comparta las decisiones de la Ejecutiva, y eso señores, huele bastante a maltrato y a respuesta reaccionaria. 

A la luz de los resultados de la consulta, se constata que casi el 50% de la militancia no avala la decisión política, y como decimos siempre: los temas políticos hay que resolverlos políticamente. Una Ejecutiva que al analizar estos resultados habla de “consenso” y de “democracia interna” al tiempo que toma posición por una de las dos mitades, sigue demostrando que no sirve para dirigir el partido, y augura pocas esperanzas en el próximo proceso de congreso. ¡¡¡Todavía están a tiempo de reaccionar!!!

Por mi parte, y como dije en el último Consell Nacional en el que participé como Senadora: desde que tengo uso de razón vengo luchando contra las injusticias, siempre del lado de los trabajadores y los pueblos y lo seguiré haciendo. ¡¡¡Hasta la Victoria Siempre!!!

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