El manoteo de RTVE
Radiotelevisión Española, la televisión pública que pagamos todos los españoles a través de nuestros impuestos, vivió el pasado martes uno de los días más oscuros de su historia
Radiotelevisión Española, la televisión pública que pagamos todos los españoles a través de nuestros impuestos, vivió el pasado martes uno de los días más oscuros de su historia. Y como siempre por culpa del manoteo del partido de turno que ocupa La Moncloa, en este caso el PSOE de Pedro Sánchez.
La presidenta interina, colocada a dedo por el Gobierno de España hace unos meses, tomó la decisión de cesar fulminantemente al director de contenidos y comisario político de Moncloa, José Pablo López, por falta de confianza. Un crecimiento de la tensión entre ellos, hasta el pasado martes los dos complacientes con Sánchez, hizo estallar un terremoto sin precedentes en el ente público.
Para quien no los conozca, Elena Sánchez es una periodista histórica de RTVE que conoce la casa a la perfección. José Pablo López un visionario de la comunicación que ha logrado mejorar los datos de audiencia de TVE como antes hizo con Telemadrid, de la que fue destituido o TRECE. El perfil funcionarial de una y el arriesgado de otra, así como la diferencia intergeneracional, han sido claves.
A Elena Sánchez le impusieron el equipo desde la Moncloa. Sin opción a trabajar con gente de su confianza. Y todo iba bien, los números acompañaban, hasta que López decidió que la televisión pública, sin financiación publicitaria como las privadas, compitiera con los dos grandes grupos de comunicación privados que existen en el país. Y esto no gustó.
RTVE siempre se ha caracterizado, a diferencia de modelos como TV3, por rellenar su parrilla de programación propia. Con los recursos humanos y técnicos de la casa, sea de la sede de Madrid, de Sant Cugat u otros centros territoriales. Pero a López los profesionales que había no le servían. Y empezó a contratar a productoras externas con las que ha trabajado habitualmente con la seguridad de que todo se paga con dinero público.
Cuando Elena Sánchez decidió pararle los pies, por las astronómicas cifras que movía por el fichaje de David Broncano procedente de Movistar, López se encaró y le ganó la partida. Moncloa la amenazó para que dimitiera. Pero sin éxito. Y ella acabó cesándolo en el tenso consejo de administración del martes. Lo que ocurre después ya lo habrán escuchado.
Sabida la destitución de José Pablo López, a través de filtraciones, y con el Gobierno reunir como cada martes en el Consejo de Ministros, el ministro Félix Bolaños salió de la reunión para llamar a los consejeros que el PSOE y Unidas Podemos había colocado a cambio de 1.000 euros por reunión, para que en la misma reunión se cargaran a Elena Sánchez. Sin más argumentos que era una orden.
Y así fue. Cumpliendo con los que mandan y tienen la capacidad de ponerte o sacarte de un sitio. En paralelo, a la misma hora, la portavoz del Gobierno de España, Pilar Alegría, aseguraba en la rueda de prensa del Consejo de Ministros que "seguimos con preocupación lo que nos llega de la reunión, pero lo importante es preservar la independencia de RTVE".
A las pocas horas Moncloa imponía el nombre de Concepción Cascajosa, orgullosa militante del PSOE según reconoció ella misma en comisión parlamentaria, nueva presidenta de RTVE. Garantizando la independencia y neutralidad del ente público, sí.
Pobre RTVE...
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