Montaje con una pelea de fondo y con Salvador Illa advirtiendo con la mano a Pere Aragonès
OPINIÓN

Mano dura

Las causas de la inseguridad en Cataluña

Imagen del Blog de Xavier Rius La Puntita

Parece que los socialistas se han puesto las pilas. El jefe de la oposición, Salvador Illa, se le dijo a Pere Aragonès en la última sesión de control.

“La seguridad es primordial en toda sociedad. Garantizarla es una de las primeras obligaciones del Govern”, afirmó.

Luego le recordó los últimos incidentes en Molins de Rei, en Vic, en Vilafranca, en Manresa, en las Festes de la Mercè, que “han generado una sensación de inseguridad y de impunidad”.

El presidente de la Generalitat, como no podía ser de otra manera, los condenó “rotundamente” y anunció una “actuación contundente de los Mossos en la investigación”.

Mal asunto cuando las acciones contundentes se hacen después de los hechos. Hay que actuar cuando se producen, no después. En Molins, los Mossos hicieron solo tres identificaciones, las detenciones fueron posteriores.

Con semejante ’contundencia’, en Sant Feliu de Llobregat, el pueblo de al lado, ya están acojonados sobre lo qué puede pasar en la próxima Festa de la Tardor, que empieza el próximo día 11.

Porque para agarrar un problema por los cuernos hay que hacer antes un buen diagnóstico. He aquí el mío sobre las causas que han llevado a esta creciente sensación de inseguridad en Catalunya:

  1. Quiebra del principio de autoridad: ¿Cómo quieren que se respeten las leyes si tuvimos una alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que dijo en junio del 2015 que había que incumplir las que fueran “injustas”.

Las leyes no son justas o injustas, son democráticas: las aprueban los Parlamentos. Y si no te gustan, lo que tienes que hacer es cambiarlas con una mayoría parlamentaria suficiente.

Tuvimos también un presidente de la Generalitat, Quim Torra, que les dijo a los CDR aquello de “apreteu, apreteu”. Al día siguiente estuvieron a punto de ocupar el Parlament.

Y en agosto del 2020, se apuntó a la moda Colau. En un discurso en la Universitat Catalana d’Estiu proclamó que había que desobedecer “las leyes injustas”. Que falta de imaginación. Ya lo había dicho la alcaldesa cinco años antes.

  1. Salvador Illa también insistió en que había que decir “las cosas por su nombre” y “no esconder la cabeza bajo el ala”

Pues voy a aprovechar: es evidente el impacto de la inmigración ilegal en la inseguridad ciudadana. No se trata de criminalizar a nadie, pero si vienen sin papeles y no encuentran trabajo de algo tienen que vivir.

Con ello no apuesto por el 'papeles para todos' sino a que vengan sólo los que tengan papeles. De hecho, lo que vengo yo diciendo desde hace años lo dice ahora hasta la presidenta de la Comisión Europea.

“Somos nosotros, como europeos, los que decidimos cómo vienen los migrantes y en qué condiciones”, ha afirmado Ursula von der Leyen este viernes durante la cumbre de la UE en Granada. Me han dicho de todo durante este tiempo por decir lo mismo.

Porque una sociedad solo puede acoger a los que sea capaz de integrar. Y la vía laboral es la más segura. Si no hay trabajo, no hay integración.

En cambio, siempre que Vox menciona cifras sobre delincuentes de origen extranjero en el Parlament los cortan. ¡Datos oficiales de la propia Generalitat!

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El otro día se le pasó a la nueva presidenta, Anna Erra, que dicho con todo el respeto está muy verde, y hasta lo pidió el portavoz de ERC, Jordi Orobitg.

Algunas cifras, sin embargo: El 64% de los encarcelados por hurto son extranjeros, el 53% de los que han cometido robos, el 68% de los traficantes de drogas o el 51% de los agresores sexuales.

Por supuesto, también hay delincuentes blancos, heteros y autóctonos. Incluso violadores. Pero es una realidad que no se puede esconder.

Empiezan entonces con el pequeño delito: el tironeo, los hurtos, el carterismo, los relojes de lujo. De todos, el que más me duele son los robos a gente de la tercera edad.

Lo que no puede ser es que la inmigración -o el impacto de la inmigración- sea un tema tabú. Pere Aragonès ni siquiera mencionó el asunto en las más de dos horas de discurso que hizo durante el reciente Debate de Política General.

Ya ven que, en Suecia, antaño modelo de estado del bienestar y de sociedad cohesionada, se plantean ahora sacar el ejército a la calle por las guerras entre bandas.

Tampoco es la solución porque el ejército está para lo que está, no para asumir funciones policiales.

  1. El consejero de Interior, Joan Ignasi Elena, no sirve: es un consejero de algodón. Recuerdo una pregunta de la portavoz del PP en el Parlament, Lorena Roldán, en julio del 2022 precisamente sobre “la escala de delitos en Catalunya”.


Elena lo atribuyó al aumento de “la vida social” tras la pandemia. Días antes había dado una entrevista a La Vanguardia en la que aseguraba que “Barcelona tiene más un problema de incivismo que de inseguridad”.

Supongo que para desembarzarse de las peticiones de más agentes en la Ciudad Condal porque el incivismo es competencia de la Guardia Urbana.

La diputada del PP lo atizó de valiente y le reprochó su “política naif, donde los delincuentes son bellas personas y los que lo denunciamos somos el diablo”. Hasta lo bautizó como el conseller de la “candidez”

Elena se defendió como pudo: que si la autoridad no está reñida con ser “de izquierdas” y acusó al Partido Popular de perseguir la “disidencia política”. Supongo que por el 1-0. Vaya argumento.

El pasado miércoles -en esta caso a instancia de la diputada de Junts Jeannine Abella- tampoco lo hizo mejor mucho. Comparó la delincuencia con un “fenómeno global”. Como si fuera el cambio climático.

4) Han erosionado la autoridad de los Mossos. El proceso ha dejado tocada la Policía de la Generalitat. Ya no entraré al trapo porque fue absuelto y, por lo tanto, es inocente. 

 

Pero inspira poca confianza que el máximo cargo, el mayor Trapero, fuera juzgado en la Audiencia Nacional. 

 

Mientras que el presidente del TSJC, Jesús María Barrientos, en los momentos álgidos del 2017, pidió que se retiraran de la custodia del edificio y volviera la Policía Nacional. Los jueces no se fiaban de ellos. 

Desde entonces las cosas no han mejorado mucho. Están siempre cuestionados. Lo bueno es que no solo los cuestiona la CUP, que en teoría son sus socios parlamentarios, sino que lo hacen incluso desde arriba. 

 

El pasado mes de diciembre el propio Elena se alineó con los antisistema para crear un órgano de fiscalización externo del cuerpo policial.

Se lo tumbaron en el Parlament el resto de partidos, incluidos los de Junts. Menuda confianza en sus hombres, conseller.

  1. El Goven tampoco tiene autoridad moral: Más de lo mismo. Los tres últimos presidentes de la Generalitat han tenido problemas judiciales. Ni siquiera entro en los motivos. Pero que ejemplo para nuestros jóvenes. Sin olvidar consejeros, exconsejeros, diputados, alcaldes, condenados o con causas judiciales.

Pero hay todavía un aspecto muy concreto: la permisividad del gobierno catalán con la okupación. Catalunya es la comunidad autónoma con más okupaciones. Una okupación es un acto ilegal porque es allanar la propiedad privada. Pero aquí no solo hacen la vista gorda, sino que hasta cierto punto la promueven.

 

  1. Finalmente, los colegas de TV3, que también tendrían que sacar conclusiones. En vez de ir a los barrios más problemáticos de Catalunya prefieren ir a Lampedusa.

 

Con ello no quiero decir que no vayan a la isla italiana, sino vayan también a los barrios catalanes con un elevado porcentaje de inmigración y pregunten cómo se vive: qué problemas de convivencia o de inseguridad hay. Yo lo he hecho. No es tan difícil.

Obviamente, el mensaje que da TV3 sobre estos hechos delictivos coincide con los del Govern. El miércoles recogían un estudio del Departamento de Justicia según el cual siete de cada diez menores no vuelve “a delinquir” y que “el origen extranjero no es un factor clave”. 

Me alegro mucho pero la noticia no es que siete no vuelvan a delinquir sino que diez lo habían hecho.

Incluso mi respetada Núria Barcadit -le pilló el 11-S en Nueva York-, afirmó tras la manifestación de Manresa que había un problema “de convivencia” como si fuese un enfrentamiento entre vecinos.

El día anterior, la cadena quiso sacar importancia a la polémica con un reportaje sobre el terreno. Salía una experta del Institut Català per la Pau que defendía que todo había sido un conflicto escolar "como ha pasado tantas veces”.

Mientras que el alcalde, Marc Aloy, de Esquerra, al que el conflicto le ha estallado en las manos, se defendía diciendo que hay “mucha distancia entre lo que espera la gente que hagamos y lo que las leyes nos permiten hacer".

A este paso en las próximas municipales dejará de ser alcalde porque perdió cuatro puntos y un conejal el 28-M. A los de Junts les sacó menos de mil votos.

Por eso, celebro que los socialistas haya espabilado. El propio Salvador Illa pidió un debate monográfico sobre inseguridad. Lástima que cuando lo propusieron los de Vox -y nada menos que en dos ocasiones- votaron en contra para no mezclarse.

Incluso a nivel local. El alcalde de Lleida, Fèlix Larrosa, sobre el que tengo depositadas muchas esperanzas, lo primero que hizo tras ser elegido fue reunirse con la Guardia Urbana.

Su predecesor, Miquel Pueyo, de Esquerra, de las últimas coas que hizo, fue visitar la comunidad musulmana durante la festividad del Iftar a ver si salvaba la cabeza. Le conozco, había sido diputado al Parlament, sector Carod, un ‘happyflower’ de mucho cuidado. Como Elena.

Hasta Collboni, tan lento en la toma de decisiones porque todavía no tiene gobierno, ya ha anunciado que priorizara la seguridad ciudadana -dense una vuelta por Ciutat Vella- y endurecerá la ordenanza cívica.

Y no quiero terminar sin tener unas palabras de recuerdo para Núria Marín, entonces alcaldesa de l'Hospitalet y ahora en el Senado. Que fue de las primeras en ser consciente del impacto de los temas de inmigración en los electores.

Aunque este viernes leía en El Periódico que la delincuencia en la ciudad ha crecido con respecto al 2022.

En general la izquierda siempre ha sido alérgica a la seguridad. En su época José Montilla ya nombró a Joan Saura conseller de Interior para quemarlo. Ahí empezó a todo.

Fue entonces cuando empezó a proliferar el top manta. A Saura se le ocurrió delimitar algunas zonas en localidades turísticas para que los manteros pudieran vender sin tener que pagar impuestos.

De aquellos polvos, estos lodos.

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