Lluís Llach, Toni Comín y el regreso al pasado procesista
Es un déjà vu permanente: el procesismo se niega a avanzar y esta semana lo hemos vuelto a ver
No hay manera. El procesismo se resiste a cerrar su etapa y aguanta su posición con uñas y dientes. Sobre todo la plana mayor, los máximos responsables de la mentira del uno de octubre y del chantaje emocional posterior. Oriol Junqueras o Carles Puigdemont batallan para mantener su liderazgo una década después y sin haber pedido perdón por habernos mentido.
Pero no solo ellos, estos últimos días hemos tenido la suerte de poder ver día sí, día también a Toni Comín, uno de los supervivientes del referéndum. Cuesta entender cómo Comín ha conseguido mantener su posición privilegiada en Junts, más allá de haber hecho compañía a Puigdemont.
Si uno ha escuchado alguno de sus discursos esta semana, habrá podido comprobar que Comín sigue siendo un político discreto, un orador mediocre y un líder inexistente. Vive del Procés y ejerce de tapón en un partido condicionado por lo que quiera Carles Puigdemont.
A pesar de ello, Toni Comín saldrá con toda probabilidad elegido eurodiputado y sumará una década en el Parlamento Europeo. Antes, fue diputado en el Parlament por el PSC y consejero de Sanidad por ERC. En definitiva, toda una vida en política y una vida extra gracias al Procés.
Lluís Llach, al lado de Toni Comín
Toni Comín no ha recogido demasiados apoyos estos días. Seguramente, el más representativo ha sido el de Lluís Llach, flamante nuevo líder de la ANC. Llach, cantante de prestigio y político más que discutible, aseguraba hace unos días que votaría a Junts este domingo por "humanidad", o algo por el estilo.
Es el sobadísimo chantaje emocional procesista. Vótame porque he estado en la cárcel, porque vivo fuera de Cataluña o porque me han puesto una multa. Vótame porque los otros son muy malos y yo mantengo vivo la llama del uno de octubre. No hay ideas, no hay hojas de ruta, no hay demasiada ideología.
¿Alguien sabe qué opina, por ejemplo, Toni Comín sobre la gestión de la inmigración? ¿Sabrían decirme qué impuestos eliminaría el cabeza de cartel de Junts? Es imposible, aquí solo se habla de la bandera y de la continuación del Procés.
Que Lluís Llach sea ahora el nuevo líder de la ANC no debe importar demasiado a la mayoría de catalanes, que han pasado página hace días. Sin embargo, demuestra que el procesismo sigue queriendo parar el tiempo y mantener su status. ¿Qué sería ahora de Toni Comín sin el 2017? ¿Quién haría caso a Llach hablando de política sin el uno de octubre?
El procesismo se niega a avanzar por qué esto significa que sus dirigentes tienen que irse a su casa. Por suerte, el 12 de mayo algunos ya recibieron un severo aviso. No se preocupen, que los otros también lo recibirán tarde o temprano.
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