La Leire

Para quienes nos movemos a menudo en el entorno del Partido Socialista o Pedro Sánchez, el nombre de Leire Díez Castro no nos es nuevo. La “fontanera del PSOE”, como se la ha bautizado tras las grabaciones que se han difundido en los últimos días, en las que ofrecía pactos con la fiscalía a empresarios presuntamente —y algunos no tan presuntamente— a cambio de trapos sucios del jefe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil.

La Leire, como la conocen en Ferraz, sede federal del PSOE, —aunque ahora, los principales dirigentes del partido, digan no haberla visto nunca allí—, representa lo peor de la política. Con una vida dedicada única y exclusivamente al partido, sin mucho oficio ni beneficio más allá de la política, Leire Díez ha sido capaz de escalar hasta lo más alto, sin que haya hecho ningún mérito en beneficio del común para llegar donde ha llegado. Pero ya sabemos cómo va la política últimamente. Lo último en lo que piensan nuestros gobernantes es en el ciudadano.

La “fontanera del PSOE”, aunque ella y Santos Cerdán lo nieguen, es el brazo ejecutor del número tres del Partido Socialista para el trabajo sucio. La encargada de diseñar campañas difamatorias contra jueces, periodistas y rivales políticos, entre los que están Carles Puigdemont y Junts, con el único fin de preservar el poder y tapar sus escándalos. Porque su amo directo, de quien recibe órdenes, pagadas vaya usted a saber por quién —que nadie trabaja por amor al arte—, tiene muchos escándalos a los que tendrá que hacer frente muy pronto.

De las grabaciones que se han difundido esta semana, en un trabajo periodístico de excelencia encabezado por los compañeros de El Confidencial y The Objective, se pueden extraer muchas conclusiones. La principal, para mí, es la falta de inteligencia y preparación que hay en la política española. Que una persona tan rastrera como Leire Díez pueda actuar como ha actuado para favorecer los intereses políticos del partido que gobierna, solo demuestra lo podrida que está la política en España.

No, Leire Díez no ha actuado sola. Ni tampoco estaba haciendo ninguna investigación para escribir un libro sobre hidrocarburos —que dudo que tuviera mucho interés para el lector—. La “fontanera del PSOE” actuaba de acuerdo con lo que en cada momento quería Santos Cerdán y Ferraz. Para quienes hemos pisado a menudo la sede del Partido Socialista —no ahora, porque a algunos nos han vetado por hacer el periodismo que está dejando al descubierto todas sus vergüenzas y malas artes—, sabemos que ahí dentro hay unos cuantos mafiosos. Pregunten por Ion Antolín, pseudodirector de comunicación y principal amenazador. Por suerte también hay buena gente en el PSOE, aunque ahora las ratas les pasen por encima.