Carles Puigdemont hablando en un micrófono con fondo rosa y marco de líneas discontinuas negras.
OPINIÓN

Las trampas infinitas de Puigdemont

El ruiseñor de Waterloo prometió que si no alcanzaba la presidencia de la Generalitat, dejaría la política

Imagen del Blog de Octavio Cortés

Empecemos recordando que en la campaña para las últimas elecciones al Parlament, el ruiseñor de Waterloo prometió que si no alcanzaba la presidencia de la Generalitat, dejaría la política. Su forma de dejar la política será, por lo que se ve, retomar la presidencia de su partido. Pero claro, también dijo que volvería y lo que hizo fue un numerito de varietés pactado con Moncloa.

En realidad, a partir de 2017, las palabras y los hechos de Puigdemont no han guardado correlación alguna. Si quieres que vuelva el President, vota al President, mis votos no servirán para investir a Pedro Sánchez, no aceptaremos indultos, hemos doblado el brazo a España con la amnistía, estaré en la sesión de investidura, etc. No se trata de simples mentiras, sino de alguien que va disparando al azar, como un demente desde un campanario, sin ni siquiera recordar ya por qué tiene una escopeta en la mano.

Carles Puigdemont con traje oscuro hablando frente a un micrófono.

La huida hacia adelante ha sido tan miserable y tan estúpida, que en realidad es en sí misma el castigo, pues ahora no puede hablar delante de un micrófono sin contradecir alguna cosa dicha anteriormente, en algún momento, conforme a alguna jugada maestra calva y chilena.

Pues bien, este personaje absolutamente roto por dentro y por fuera, parodia trasnochada de sí mismo, va a retomar las riendas de Junts x Cash (en realidad nunca las había soltado) en detrimento de una Laura Borràs (del dúo cómico Borràs & Dalmases) abocada a una insignificancia absoluta.

Carles Puigdemont con traje oscuro hablando en un podio con micrófonos.

La gran medida de la nueva época, presentada por Turull (del dúo cómico Rull & Turull) como un “hito histórico” ha sido un acuerdo de confluencia con los Demòcrates de Toni Castellà, a los que nadie ha visto jamás. Puede que se trate de un partido unipersonal, quién sabe. En todo caso, es justo que un estilismo capilar icónico como el de Castellà, a medio camino entre la añorada Mayra Gómez Kemp y José Luis Rodríguez, “el Puma”, tenga su recompensa política adecuada.

Leemos que también jugará un papel de peso en la nueva ejecutiva la chica de los cafés de Pedro Sánchez, la indomable Míriam Nogueras, que clama día y noche contra la opresión fascista a la que ofrece en toda ocasión sus siete votos.

Aquí los únicos que han renovado algo han sido los camaradas de la CUP, que han elegido como líder a un profesor de religión, por el único motivo de que no había ningún imán salafista disponible. Y la única revuelta ha sido la de los pobres incautos del Consell x la República, que han tenido que pasarse al “Comín ens roba”. Todo cambia, todo sigue igual, todo en orden.

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