Silueta del mapa de Galicia con la bandera de España de fondo

OPINIÓN

Las cinco lecciones de la resaca gallega

El PSOE se ha rendido a nivel regional para conservar la Moncloa, Vox ni está ni se le espera y la izquierda errejonística parece conformarse con un rol puramente ornamental

  1. Respecto del PP, la jornada electoral del domingo parece confirmar que el partido va a limitarse a pasar el rato viendo cómo todo se desmorona alrededor. El PSOE se ha rendido a nivel regional para conservar la Moncloa, Vox ni está ni se le espera, la izquierda errejonística parece conformarse con un rol puramente ornamental y los regionalismos se bastan a sí mismos como contenedores de ocurrencias folklóricas, batallas lingüísticas y demás menudencias.
  2. En cuanto al PSOE, desde que decidió abandonar el socialismo para abrazar el sanchismo, lo único que se sabe es que ha decidido enarbolar todo tipo de estandartes enloquecidos: las dulzuras pistoleras de Bildu, las monsergas jonqueristas, el freak circus de Waterloo, las mujeres con pene de Telecinco, el comunismo Armani de Yolanda & Co., etc. Este monumental barullo no es más que un castillo de naipes edificado sobre las grietas del sistema electoral. Cuando finalmente sea barrido de la faz de la tierra, el sanchismo abocará al socialismo a una larga época de penitencia y contricción, cuyos responsables serán, a partes iguales, el bobo de Moncloa y cuantos le rieron las gracias renunciando a todo escrúpulo moral.
    Montaje de fotos de primer plano de Pedro Sánchez, con rostro serio, y Alberto Núñez Feijóo, con rostro neutro

  3. Yolanda no parece tener demasiado problema con ningún futuro posible. Ella es feliz dando besos a los banqueros, a los papas de Roma y a los presentadores de televisión. Su aspiración siempre fue liquidar la izquierda contestataria y poner esa bolsa de votos al servicio del Ibex-35, arañando, eso sí, algunas reformas ridículas en temas como el cuidado de los gatos o las infusiones de poleo menta. 
  4. El caso de Podemos ya no merece ser tratado como cuestión política, sino como chiste de opereta bufa. Habiendo cosechado el 0.2% de los votos (por detrás de los activistas del PACMA) cabe preguntarse quién es esa “gente” en nombre de la cual siguen soltando sermones interminables. Desde luego, la “gente” no son los votantes, que los han dejado en las riberas mismas del no-ser, desde donde sus discursos y soflamas, puños al aire, suenan como los últimos chirridos de un motor en siniestro total. Lo mejor va a venir con la campaña de las europeas, donde Irene va a recorrer España vociferando a grupitos de señoras aturdidas, en pequeños ateneos de barrio, ebria de soberbia e insignificancia. Cuando por fin desaparezcan, cómo les echaremos de menos.
  5. En cuanto a Vox, convendría que en algún momento nos explicaran de qué se están muriendo ellos solitos. Desde fuera no se entiende nada. Tienen a algunos negros, a la Virgen de Covadonga, a Buxadé avergonzado de su falangismo y a Ortega-Smith siempre dispuesto a asumir momentos históricos que por algún motivo no acaban nunca de llegar. Todo se desinfla, todo palidece. El voto útil acabará con ellos y nadie les añorará demasiado.