Dos hombres en un fondo rosa con líneas diagonales, uno con barba y traje azul, el otro con cabello oscuro y sonrisa.
OPINIÓN

Kennedy colgó el 'ninot' de Junqueras

La serie de terror ‘Masacre en Calabria Street’ presenta una nueva trama: ¿Quién colgó el monigote de Oriol Junqueras?

En la serie de terror ‘Masacre en Calabria Street’ está cobrando protagonismo una nueva trama: “¿Quién colgó el monigote de Oriol Junqueras en un puente?”. Y es que las candidaturas favoritas para hacerse con el cuchillo de tres filos – la nueva vara de mando en ERC – prefieren debatir sobre la autoría de este hecho que sobre su programa en pensiones, vivienda, autogobierno o sanidad. Dentro de este Chiquipark sanguinolento en el que se ha convertido este partido, hay más preocupación por lanzar basura, al contrario que por motivar a los militantes con propuestas ilusionantes.

Les voy a dar una exclusiva: yo no fui. Más que nada porque soy tan torpe que si hubiera intentado colgar el muñeco con la efigie de Junqueras, me habría caído por el puente y hubiera acabado saliendo en TV3 con un titular del estilo “facha españolista asesino de perritos y gatitos y que vende fentanilo a niños de primaria intenta desprestigiar al historiador más aclamado de la Europa Occidental”.

Oriol Junqueras con traje azul, con las manos juntas y un micrófono en la oreja.

Ya que este tema se ha convertido en el eje central del partido que hasta hace dos meses gobernaba en solitario, Cataluña toca preguntarse quién lo hizo. Ernest Maragall, que no tiene alzhéimer, pero sí mucha mala baba, sin aportar pruebas, aseguró en RAC1 que fue alguien de “Sant Vicenç dels Horts”, ciudad en la que Junqueras reside y fue alcalde.

La que era alcaldesa de la ciudad cuando pasaron los hechos, Maite Aymerich, niega las acusaciones de Maragall y aseguró, también en RAC1 – Basté se está poniendo las botas con este culebrón —, que no fue nadie de Sant Vicenç, pero que “cree saber de dónde viene y quién lo ha hecho” y que seguirá trabajando para aportar “las pruebas que lo demuestran”. Recapitulemos: yo no he sido, por mi torpeza. Carles Puigdemont, a pesar de su capacidad probada de entrar y salir de Cataluña a placer, no se mancharía las manos, y Laura Borràs lo habría troceado en vez de colgado.

Sigamos. Joel Joan habría acabado haciendo puenting en vez de colgar el muñeco. Joel Díaz no lo hubiera hecho, salvo que al monigote le hubieran pintado un “puta España”. Jair Domínguez le habría pegado un tiro con balas de pintura roja. Juliana Canet le hubiera prendido fuego en la ‘batalla de Urquinaona’.

Primer plano del periodista Jordi Basté

Joan Laporta lo habría fichado como sustituto de Leo Messi. Toni Soler solo lo hubiera hecho si TV3 le hubiera comprado los derechos del documental con el making-of de la fabricación del muñeco y su puesta en el puente.

Gabriel Rufián está demasiado ocupado quitando la cabeza a las gambas en las tascas de Madrid. Pere Aragonès hubiera sido descubierto por los vecinos al ver a un presunto crío con barba y pantalones cortos. Y a Marta Rovira se le hubiera caído puente abajo entre sollozo y sollozo.

¿Quién nos queda? John Fitzgerald Kennedy, que no murió en Dallas, harto de la política americana simuló su muerte y volvió a su Cataluña natal – no se pierdan el libro del Institut Nova Història sobre Joan Francesc Kapdevila, el auténtico nombre de JFK – y que a base de una dieta de ratafía y carquiñolis encontró el secreto de la eterna juventud. Vive en Rupit, milita en Esquerra – Lluís Companys era su tío abuelo – y siempre fue un poco liante, basta con recordar cómo amañó las elecciones en Illinois para ganar la presidencia a Nixon. Como es de la broma, montó lo del muñeco de Junqueras para echarse unas risas en un aplec de las JERC, pero se le fue de las manos.

¿Saben que es lo más gracioso? Que esta teoría chorra que acabo de exponer será más convincente que cualquier informe oficial interno que Esquerra Republicana prepare. A este nivel han llegado unos dirigentes que han mentido tanto durante el ‘procés’ que han perdido el sentido de la realidad.

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