El Karma existe
Yo seguiré en tierra. No soy partidario de riesgos innecesarios
Cinco pasajeros y un tripulante han fallecido al ir a visitar los restos del Titanic
Para más inri el submarino hundido se llamaba Titán.
Parece un chiste de mal gusto
Yo, la verdad, no sé que interés puede tener ir a visitar un pecio a más de 3.800 metros de profundidad
Y que conste que el Titanic es, dicho con todo el respeto para las víctimas, una de mis tragedias navales preferidas.
Hace años ya visité en Belfast los astilleros donde fue construido. Convertido ahora en un museo.
Los trabajadores, por cierto, hacían 60 horas semanales.
Mientras que en otro viaje a Irlanda visité, Queenstown, la ciudad de la que zarpó.
Los irlandeses, tras la guerra de independencia, le cambiaron el nombre por el de Cobh. La localidad no podía llevar el nombre “Ciudad de la reina” por razones obvias.
Entre todos los pasajeros del Titanic el que siempre me interesó más fue el del dueño de la naviera, Bruce Ismay. Como se sabe, se salvó disfrazado de mujer.
Vivió hasta 1937, sobrevivió 25 años al buque, y se le atribuyen todos los malos. Incluso el exceso de velocidad.
Tengo todavía una biografía suya pendiente de leer. La de Frances Wilson que lleva el acertado nombre, en inglés, de “Cómo sobrevivir al Titanic o el hundimiento de J. Bruce Ismay”. Es del 2011. No me consta traducción al castellano.
Aunque, para tragedias, la del Wilhelm Gustloff. El buque se hundió en enero de 1945. Había zarpado de Danzig, ahora Gdansk, en Polonia. Cargado hasta los topes. Sobre todo de civiles.
Fue torpedado por un submarino soviético. La Whermacht estaba evacuando Prusia Oriental por el avance soviético. No se sabe a ciencia cierta cuánta gente murió. Los supervivientes tuvieron que verselas con temperaturas de veinte grados bajo cero. Los otros buques de escolta no se acercaron por miedo a ser a su vez torpedeados.
Un superviviente describe su experiencia en “La tragedia del Gustloff” (Salvat, Barcelona 2002)
Sin olvidar tampoco el Cap Arcona, este menos conocido. Hundido por los británicos el 3 de mayo de 1945 en Lübeck, la ciudad natal de Thomas Mann. Pocos días antes del final de la II Guerra Mundial.
Alojaba prisioneros de campos de concentración. Imaginen su estado. Los ingleses pensaron que eran soldados que querían huir a Noruega o Dinamarca.
Por eso no acabo de entender el morbo de visitar los restos del Titanic.
El submarino en cuestión no estaba homologado
Uno de los tripulantes había visitado ya los restos más de una treintena de veces.
Otro se llevó a su hijo a regañadientes.
Todavía un tercero coleccionaba récords Guinness.
No deja de ser curioso toda la operación de rescate que se hizo por cuatro multimillonarios.
Los inmigrantes que naufragaron en el Mar Jónico cerca de las costas de Grecia no tuvieron tanta suerte.
Yo seguiré en tierra. No soy partidario de riesgos innecesarios.
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