montaje fotográfico con Ayuso y Puigdemont en las esquinas y Josep Sánchez Llibre de fondo
OPINIÓN

Josep Sánchez Llibre o cuando al empresario le toca hacer también de politico

El presidente de Foment, que ya fue diputado de CiU muchos años, quiere hacer de lobby en Madrid, a falta de una clase política que vive de espaldas al empresario


Josep Sánchez Llibre fue diputado y senador de Unió Democràtica desde 1988 hasta 2015. Pasó por el Parlament, el Senado y el Congreso, donde estuvo trece años. Votó a Felipe González, a José María Aznar y facilitó la investidura de Zapatero.

En 2016 y en pleno Procés, dejó la política tras el fracaso de Unió en las generales, donde solo sacó el 1,37% de los votos. Sánchez Llibre dejó pasar el uno de octubre y encontró en Foment su altavoz para seguir siendo influyente.  Supongo que cuando uno tiene piel de político, siempre encuentra el espacio donde seguir ejerciendo.

El hermano de Dani -como no recordar su presidencia en el RCD Español- se ha decidido a ejercer de lobby de los empresarios catalanes, cansados de sentirse huérfanos. Tal es su deseo, que Foment ha abierto una sede en Madrid, consciente que es allí donde se deciden las cosas "de los mayores". Cataluña ya no es, además, el motor económico de España y se ha visto superada por Madrid. Abrir oficina en la "capital del reino" -así lo define Sánchez Llibre- es una declaración de intenciones: los empresarios catalanes dan el Procés por superado.

Plano medio de Josep Sánchez Llibre hablando desde un atril de Foment de Treball levantando los dos dedos índices

Es cierto que Josep Sánchez Llibre, entrevistado este jueves en El Mundo, evita hablar de la amnistía, una indeterminación tan catalana de no mojarse, no sea que alguien se enfade. Pero se le entiende todo: si la Generalitat no hace los deberes, ya van los empresarios a Madrid para buscarse la vida. 

Tendrá trabajo, Sánchez Llibre. De un lado, debe lidiar con un Gobierno dispuesto a cargarse la economía productiva y convertir a gran parte de la población en dependiente de ayudas públicas. Del otro, debe defender el acuerdo entre Sánchez y Puigdemont, porque no le queda más remedio. Y, por si fuera poco, se debe justificar ante una CEOE cansada ya de que el caso catalán monopolice la actividad parlamentaria.

No dudo de la buena intención del presidente de Foment. De hecho, ya era hora que alguien en Cataluña defendiera las políticas económicas de Ayuso abiertamente y admitiera que el Procés ha sido dañino para nuestra economía. El problema es que Sánchez Llibre confía en que Junts per Catalunya hará parte de su trabajo en el Congreso y hará de contrapeso a Sumar en materia económica. 

Montaje con un plano medio cort de Carles Puigdemont y otro de Pedro Sánchez, uno mirando hacia arriba y otro mirando al suelo con cara de preocupación

De momento, Carles Puigdemont ha pedido multar empresas que se fueron y vigilar que las sedes de estas sean reales, algo que no ayuda demasiado a la normalidad económica. Pese a esto, Foment sigue confiando en Junts y el PNV, aunque la realidad es que los empresarios catalanes han tenido que abrir una sede en Madrid para hacer política. Solo esto, debería hacer reflexionar a Foment y empezar a tener un discurso más duro y exigente con la clase política catalana.

Josep Sánchez Llibre es gato viejo y sabe moverse por Madrid. Cree que podrá ejercer de lobby y recuperar una iniciativa económica que lidera Madrid y capitanea Valencia en casos como el corredor del mediterráneo. Ojalá me equivoque, pero si cree que Junts se convertirá en su voz en el Congreso, está equivocado, aunque Foment tenga ahora una oficina cerca de las Cortes Generales. Sánchez Llibre, que sabe más por viejo que por diablo, debería asumir ya que a Carles Puigdemont solo le interesa él mismo.

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