Pedro Sánchez en un ring de boxeo
OPINIÓN

La izquierda contra 'los bulos': primer asalto

¿Qué hemos aprendido durante estos días de histeria, enamoramientos profundos y agit-prop sin complejos?


Qué hermoso fue el último fin de semana, con las fuerzas vivas del socialismo saliendo a la calle, con Almodóvar “llorando como un niño pequeño” y María Jesús Montero dando alaridos en la calle como una plañidera libanesa. ¿Qué hemos aprendido durante estos días de histeria, enamoramientos profundos y agit-prop sin complejos? La enseñanza ha sido clara: todo aquel que ose investigar los chanchullos del pedroyolandismo está cometiendo “desinformación”, “lanzando bulos” y haciendo necesaria una “profunda regeneración democrática”.

¿Por qué una persona sin titulación universitaria fue colocada en un Máster de la Universidad Complutense? ¿Por qué la mujer del presidente del gobierno se dedica a impartir clase sobre cómo captar fondos privados e institucionales? Estas son preguntas fascistas, en concreto de un nivel de fascismo muy profundo y tenebroso.

En su entrevista en RTVE (minuciosa felación en prime time a cargo de los contribuyentes), el mismo Sánchez se pasó el rato poniendo carita de pena y hablando de “fango” y de “pseudo medios”. Esta defensa de la Verdad con Mayúsculas por parte del mayor mentiroso de la historia de Occidente por fuerza ha de maravillar al ciudadano medio que, recostado en su sofá, botella de vodka en mano, ha decidido quedarse a beber junto a la orquesta mientras el Titanic va hundiéndose.

Pedro Sanchez en una entrevista a RTVE

¿Quién va a trazar la línea que separe información y desinformación? ¿Ana Pastor, quizás, con sus maquinitas de fact-checking? ¿Óscar Puente, los ratos en los que no esté ladrando a la luna? ¿Los stalinistas de Canal Red y su ejército garibaldiano de mozos de taberna? ¿Don José Luis Ábalos, el último estadista?

Lo mejor sería ir creando ya el Ministerio de la Verdad, como en el libro aquel, con funcionarios purgando a los vecinos, azotándolos quizás con celo saludable en la plaza pública. ¿Por qué detener la “regeneración democrática”? Los pseudo medios de internet pueden ser cancelados con solo pulsar un botón, los periodistas pueden ser apaleados por bandas de okupas o enviados a cursos de reeducación, los tuiteros críticos con Moncloa pueden ser señalados, acosados y perseguidos allí donde se escondan. Que avance la primavera y caigan los reaccionarios.

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