Joan Ignasi Elena y Tania Verge en blanco y negro sobre un fondo rosa con líneas discontinuas marrones.
OPINIÓN

La inseguridad sentida y el sexo sentido

Cuando alguien se queja de que no llega a final de mes, nadie se ofrece a combatir su "percepción de pobreza"

Imagen del Blog de Octavio Cortés

Mucho es lo que no se entiende de esta época cretinoide que nos ha tocado vivir. Una de ellas es el rango que se otorga a las percepciones y sentimientos de los ciudadanos, que en algunas ocasiones son elevados a categoría de norma y, en otras, son rechazados por "ser solo percepciones y sentimientos" (como si las percepciones y sentimientos pudieran, de algún modo, ser otra cosa).

Cuando el ciudadano medio protesta porque le están atracando, están violando a sus familiares y reduciendo su ciudad a cenizas, el conseller Elena o bien hace oídos sordos (a la hora entre la merienda y la cena, que es cuando alcanza su nivel óptimo de sopor) o bien destina cuatro duros y un par de agentes a combatir "la percepción de inseguridad". Esa idea de combatir las percepciones sería ya de por sí pintoresca: cuando alguien se queja de que no llega a final de mes, nadie se ofrece a combatir su "percepción o sentimiento de pobreza".

Montaje de Joan Ignasi Elena y un Mosso d'Esquadra

Pero lo verdaderamente maravilloso de todo este tinglado es que, en el mismo Consell de Govern en el que se sienta el conseller Elena (cuando no está haciendo tiktoks en parques y jardines), se sienta la consellera Tania Verge, que tiene un respeto reverencial por las percepciones y sentimientos de los miembros del colectivo ElOjeteVí.

Un respeto que llega al punto de elevar dichas percepciones a criterio de normatividad legal. Si el soldado Francisco se siente mujer y siente sus testículos castrenses como femeninos, ¿no sería fascismo extremo combatir esas "percepciones y sentimientos"?

El ciudadano medio, como que no es un robot, tiene "percepciones y sentimientos", pero no acaba de entender por qué uno son combatidos por el conseller Elena (bocata de tortilla en mano) y otros defendidos por la consellera Verge como si fueran las Tablas del
Sinaí.

Primer plano de Tània Verge hablando con un micrófono en la boca en el Parlament de Cataluña

Porque, claro, uno podría pensar que el conseller Elena es un héroe civil, al menos por su tarea de acarrear él en persona el 80% del colesterol de Cataluña en sus arterias progresistas, o que la consellara Verge padece problemas de conexión con la realidad al ser incapaz de distinguir un toro de una vaca.

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