Independencia e inmigración: falsos temas electorales
Cuando Carles Puigdemont por Puigdemont e Ignacio Garriga por Vox en la campaña electoral hablen de los temas que pretenden imponer como prioritarios estarán falseando la realidad
Cuando Carles Puigdemont por Puigdemont e Ignacio Garriga por Vox en la campaña electoral hablen de los temas que pretenden imponer como prioritarios: la independencia y la inmigración, respectivamente —aunque ya los entrecruzan y Silvia Orriols hace del cruce de ambos el eje de su campaña—, estarán falseando la realidad, faltando al interés general, tomando el pelo a los electores.
Es cierto que la independencia y la inmigración son cuestiones que interesan a mucha gente, interés sobrevenido —treinta años atrás una era testimonial y la otra no existía— que alimentan los que viven políticamente de ellas, pero no son asuntos determinantes para la marcha de la sociedad entera de Cataluña, mucho más compleja que estas dos reducciones.
La independencia ha sido una pompa de jabón que los dirigentes independentistas hincharon hasta que les estalló. Los sopladores de la burbuja no pararon a tiempo, convirtieron el soplar en un juego colectivo, seguido por muchos catalanes con ilusión apasionada e ingenuidad. No se ha hablado bastante de la responsabilidad de los ingenuos que no supieron darse cuenta de que todo era una pompa de jabón. Su credulidad realimentaba el juego de los sopladores profesionales, hasta el punto de que llegaron a creer que podían imponer la independencia, y entonces toparon con la Constitución.
El ejercicio de las libertades de la democracia exige un cierto nivel de conocimientos, de madurez, en definitiva. Resulta de una extrema credulidad suponer que, en el mundo de hoy, en este mundo aparatoso, conflictivo, con inmensos problemas de humanidad, que entra por los sentidos a quien no los tenga tapados, la independencia de Cataluña es posible, dejando ahora de lado que no es necesaria para el bien común de los catalanes.
Que Puigdemont intente continuar soplando la burbuja de la independencia es algo que las libertades existentes, que niega que existan, le permiten hacer. No es su contumacia lo que hay que combatir, que es puro infantilismo nacionalista, sino la credulidad de los que continúan ilusionados con la pompa de jabón.
Es todo un desafío de comunicación pincharles la pompa. Muchos se lo tomarán a mal, reaccionarán con resentimiento y continuarán votando al soplador.
¿Hasta cuándo? Depende de varios factores, todos humanos, todos manejables con paciencia. La historia moderna tiene un cementerio lleno de tumbas de movimientos sociales y políticos fracasados, algunos tan potentes en su momento como el comunismo.
La inmigración no es un juego, es un problema dramático para los que el “estado de necesidad” en sus países empuja a emigrar. La emigración-inmigración es una problemática de múltiples facetas, las de allá donde se origina el “estado de necesidad” y las de acá, donde la inmigración irregular llega sin avisar, aleatoria en su composición y en el destino de arribada, siendo además dudoso que se la necesite; en todo caso, que se necesite en concreto a los que llegan por su cuenta y riesgo propio,
Pero las respuestas de Garriga y de Orriols solo son las de un rechazo, también irregular, hasta la expulsión del inmigrante. Una respuesta unidimensional a un problema multidimensional, un engaño que en tiempos electorales acentúa su gravedad, puesto que pretende traducir en votos las emociones que ellos excitan, sin proponer soluciones, que, por otro lado, no están a su alcance. Lo suyo es pura agitación tóxica.
La inmigración por la implicación de países de origen y de países de llegada es un problema internacional y tiene que ser tratado a nivel internacional con la intervención de las Naciones Unidas y la participación de la Unión Europea.
Ni juegos ni simplificaciones, no está el horno para bollos. En las dos elecciones que los catalanes tenemos a la vista, las autonómicas y las europeas, hay que hablar de las cosas cuya materialidad sea objetivable y comprensible.
Personalmente, es lo que me propongo, hacer durante las campañas de unas elecciones que son cruciales, en Cataluña para el entierro oficial del procés, que tendrá lugar cuando el independentismo pierda la mayoría absoluta en el Parlament, y en Europa para evitar que las ultraderechas y los euroescépticos se carguen a la Unión Europea como pretenden.
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