Primer plano de Carles Puigdemont con la cara pintada como Braveheart
OPINIÓN

‘Braveheart’ Puigdemont

El héroe de Waterloo ha dado un nuevo paso en su desafío constante al sistema judicial español, como uno de los episodios más apasionantes de la aventura colectiva del siempre unido pueblo catalán


El héroe de Waterloo ha dado un nuevo paso en su desafío constante al sistema judicial español, al Deep state, a las cloacas del Estado, a la Inquisición y al Concilio de Trento. Ha trasladado su residencia a la Catalunya Nord, en un gesto de valentía que pasará a los anales de la Historia de Cataluña – que será brillantemente redactada por Jaume Sobrequés – como uno de los episodios más apasionantes de la aventura colectiva del siempre unido pueblo catalán.

Carles Puigdemont ha vuelto a demostrar su compromiso con los catalanes haciendo campaña al otro lado de los Pirineos, rodeado de votantes de Marine Le Pen, cuando podría hacerlo cruzando la frontera, rodeado de futuros votantes de Sílvia Orriols. Los mítines telemáticos de Junts en Sant Llorenç de Morunys o Amer tendrán ese aroma genuinamente catalán del que carecían los dados desde la antigua Casa de la República, desde hoy mismo ‘Museo del Molt Honorable President de Catalunya en su etapa en el exilio’, en el que se podrá contemplar la amplia colección de calzoncillos con la estelada de Puigdemont y las cofias y delantales de Toni Comín.

Puigdemont ha roto con su exilio, dado que al trasladar su residencia a la comarca del Vallespir ha vuelto a los Països Catalans. Una gran victoria simbólica para el pueblo catalán, siempre unido en el camino a la libertad y a la República. Cambiar los mejillones con patatas por el trinxat o la escudella barrejada es, sin duda, un notable avance en la restitución de Puigdemont como gran timonel de Cataluña. Gracias a su capacidad de presión sobre Pedro Sánchez le veremos, más pronto que tarde, visitando todos los lugares más emblemáticos de La Junquera, para ir acercándose, año a año, a Barcelona. Con suerte, en el 2040 ya podremos disfrutar de su presencia en Las Ramblas.

Puigdemont en una rueda de prensa

Mientras, nos sorprende con fichajes como el de Anna Navarro como su número 2, que seguirá la misma senda de otros fichajes y apoyos tan brillantes como los de Elsa Artadi, Jaume Giró, Víctor Grifols o Miquel Buch. Sin duda, con Puigdemont volvería el ‘Govern dels millors’, con Joan ‘Bona Nit’ como portavoz, dado que se ha de aprovechar su notable experiencia con el megáfono y Víctor Cucurull como conseller de Cultura, porque ya es hora que alguien diga las verdades sobre el expolio cultural que Cataluña ha sufrido por parte de un Estado español obsesionado con acabar con nuestras raíces y nuestro lugar en el mundo civilizado – al que España, evidentemente, no pertenece —.

Pero Puigdemont es un hombre generoso, y no dejaría tirados a los que le han permitido recuperar su papel como gran timonel. Salvador Illa tendría un hueco en su equipo, no como cocinero – en Junts se duda sobre si puede acreditar el B2 de catalán – pero sí como cónsul de la República Catalana en Novosibirsk, la capital de Siberia, para gestionar el campo de trabajo pactado con Vladímir Putin en el que alojar a los miles de cargos de Esquerra que serían enviados de viaje de recreo durante el invierno. Alicia Romero y Núria Parlón se quedarían en Barcelona, su fidelidad a la patria sería recompensada, respectivamente, con las presidencias del CAC – Xevi Xirgo está resultando demasiado tibio – y del Meteocat – ya está bien de meteorólogos pasándose a Esquerra —.

Vuelve Puigdemont. Vuelve la esperanza. Al fin, nuestro pueblo ocupará el lugar que le corresponde en el mundo, con bases de submarinos nucleares chinos en Palamós y Tarragona, una expedición catalana a Marte en el transbordador espacial ‘President Pujol’ y con Pep Guardiola como secretario general de la OTAN. ¡Tiembla Llarena! ¡Tiembla Losantos! ¡Tiembla Estado español!

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