El comodín del machismo
Acostumbrados a banalizarlo absolutamente todo, haría bien alguien que les quiera de decirles que frenen un poco, que el ridículo que hacen ya empieza a ser insoportable
Una de las noticias de la semana ha sido la de que Pere Aragonès ha abierto la puerta a hacer un debate a tres con Salvador Illa y Carles Puigdemont. Una brillante idea que nos deja claro que las encuestas internas en ERC no tienen pinta de augurar nada bueno para los republicanos.
Illa ya ha dicho que ni hablar de ir a Francia. Y Puigdemont no ha dicho nada porque él está por encima del bien y el mal y solo está hablando de lo que le interesa. Es decir, de él y de poco más.
A uno ya le pica la curiosidad de si el expresident será capaz de aguantar el mes y pico que queda para las elecciones sin hacer ni una sola propuesta que no sea puro humo o una vaguedad como “restituir el presidente”, “haremos que no se vaya el talento de Cataluña” o “hay que reindustrializar el país” así sin más. (Spoiler: sí, será capaz de esto y más).
En cualquier caso, el debate a tres que haría encantado Pere Aragonès ha tenido unas reacciones que, por lo menos yo, no me esperaba. Y teniendo en cuenta la decadencia de la política catalana y que uno ya está preparado para cualquier estupidez, ya es significativo.
Gente del entorno de los Comuns y la CUP se enfadó muchísimo porque la propuesta de debate a tres era, decían, machista. Cuando menos te lo esperas, pam, comodín del machismo y jaque mate. Varias publicaciones con sus respectivos ‘me gusta’ de cargos electos y militantes de los Comuns y la CUP, sindicalistas, trabajadores de chiringuitos varios y distintos personajes que no durarían ni media mañana en la empresa privada, se mostraron indignados ante tal muestra de machismo.
Que todos tenemos claro que la propuesta de Aragonès debate a tres en Francia es porque las encuestas le van peor de lo que esperaban es evidente. Que se lo critiquen por machista, esperpéntico. Sobre todo, porque la propuesta del todavía president excluye a más candidatos hombres (Ignacio Garriga, Alejandro Fernández y Carlos Carrizosa) que candidatas mujeres (Jèssica Albiach y Laia Estrada).
Pero es que, además, ya es el colmo que esta gente utilice el comodín del machismo para atacar a rivales políticos. Flaco favor le hacen al feminismo. Acostumbrados a banalizarlo absolutamente todo (fascismo, extrema derecha, nazismo, genocidio, etc.) haría bien alguien que les quiera de decirles que frenen un poco, que el ridículo que hacen ya empieza a ser insoportable.
Lo peor de estos abanderados del feminismo que luchan contra el malvado machismo que representa hacer un debate entre los tres candidatos que, en principio, obtendrán más escaños, ya no es su utilización partidista del feminismo. Es su doble moral y cara dura. Porque son los mismos que se suman a la campaña de acoso y derribo contra Isabel Díaz Ayuso por lo que presuntamente haya podido hacer su pareja o los mismos que callan, miran a otro lado o incluso celebran cuando a Sílvia Orriols la llenan de harina o la agreden en plena calle. Allí no hay sororidad que valga.
Y cuando hablamos de la izquierda woke, es precisamente por esto. Por esta izquierda que es capaz de utilizar a conveniencia ideas necesarias como el feminismo (y también pasa con el antirracismo o la lucha contra la homofobia) para sacar rédito personal o partidista. Porque a ellos no les importan ni las mujeres ni nada por el estilo. Les importa su ego. Y encima usarán esa moralidad para intentar que tú, encima, te sientas mal.
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