Dos personas con chalecos naranjas y pañuelos en la cabeza, una de ellas hablando por un megáfono, sobre un fondo rosa con líneas negras.
OPINIÓN

Huelga indefinida

No puedo más que agradecer a los profesores valientes que se atreven a rebelarse ante la actual estafa educativa

El pasado viernes fue día de huelga por Palestina. Si no tienes cuenta en X o no eres profesor, puede que ni siquiera te hayas enterado de esta convocatoria. Con esto no quiero señalar al gremio al que pertenezco, ni mucho menos, sino confirmar que los sindicatos educativos envían mucho correo no deseado. Precisamente, echando un vistazo a la prensa de estos días sobre el seguimiento de la huelga, los medios destacan que fue secundada sobre todo por los profesionales de la educación. De hecho, uno de los lemas de la manifestación era "no estudiaremos ni trabajaremos bajo el ruido de las bombas". Quienes sí trabajaron el viernes fueron las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF), que ese mismo día eliminaron a Hassan Nasrallah, líder de la organización terrorista Hezbolá, marioneta del régimen de los Ayatolás. Puede que los estudiantes no entiendan la importancia de este hecho ahora, pero mañana, si deciden informarse un poco, comprenderán que su presente es mejor en un mundo sin Nasrallah.

En realidad, las escuelas llevan mucho tiempo en huelga indefinida. La situación se ha agravado considerablemente desde la aplicación de la LOMLOE, pero si hablas con los compañeros, es muy habitual que te suelten el ya clásico "al menos no gobierna la derecha". Aunque nadie entienda de qué va esta ley educativa, los docentes disimulan y van tirando con el famoso "ir capeando el temporal". Evidentemente, si pides explicaciones al gobierno responsable de este desbarajuste, automáticamente te conviertes en sospechoso de extrema derecha, y parece que los sindicatos han decidido, como los cartujos, adoptar el voto de silencio.

Bandera de Palestina colgada en el interior de la Universitat de Barcelona

En este punto, no puedo más que agradecer a los profesores valientes que se atreven a rebelarse ante esta estafa educativa. En Mallorca, una de las primeras voces que escuchamos fue la de la profesora Margalida Llompart, que dejó la docencia después de 23 años. En una entrevista, señaló como principales razones de esta decisión la falta de hábito de estudio entre el alumnado y el ataque a la libertad de cátedra que supone que la ley educativa imponga una metodología al profesorado. Últimamente, otro que ha alzado la voz es el docente Damià Bardera, con un libro que no puedo dejar de recomendar: Incompetències bàsiques. Crònica d'un desgavell educatiu. Han sido muchas las cosas que me han gustado de este libro, pero sobre todo me ha dado consuelo: pérdida de docentes especialistas, desprecio por los contenidos, metodologías que parecen destinadas a actividades de ocio y, sobre todo, ese empeño en reducir el número de suspensos. Si en el Máster de Formación del Profesorado te enseñan a evitar decir "no" a tus alumnos, ¿cómo pretendes decirle a un estudiante que NO ha alcanzado los mínimos para aprobar la asignatura?

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