Detenidos por el boicot a La Vuelta ciclista, absueltos, celebrando su libertad con una estelada

OPINIÓN

La hispanofobia cansa

Las críticas a España son pura frustración

Imagen del Blog de Xavier Rius La Puntita

El último en apuntarse a la hispanofobia ha sido el líder de Esquerra, Oriol Junqueras, que tras la detención de cuatro independentistas por querer boicotear la Vuelta afirmó en Twitter: “La policía española contra las libertades fundamentales”. Hasta Twitter le dio un toque: “La policía no ataca la libertad de nadie”.

Como se sabe, los detenidos están acusados de tener dos bidones de 400 litros de aceite para “arrojar en la calzada al paso del pelotón”, según la Policía. Aunque, bien mirado, no sé si esto de Junqueras es hispanofobia o una patología peor.

El antecedente fue el de la expresidenta del Parlament, Laura Borràs. Lo hizo muy sutilmente. A raíz del ‘caso Rubiales’ hizo un tuit que calificaba de “vergonzoso” el episodio. 

“Un machista orgulloso de ser machista mientras justifica lo injustificable”, añadía. Pero lo bueno iba final: “España 2023”. ¿Lo pillan, no? Todos los españoles son iguales: unos machistas. 

Lo de “España 2023” me ha recordado el caso de la Manada. ¿Se acuerdan? Fue el detonante de la Ley solo sí es sí. Era, en efecto, un caso espeluznante, aunque siempre recordaré el voto particular de uno de los magistrados, el juez Ricardo González, que me llamó la atención.

Lo digo porque el magistrado en cuestión no era conocido -en beneficio suyo sigue sin serlo- y creo no se le conocía adscripción política: ni conservador ni progresista. 

Pero el hombre recalcó entonces que “en ninguna de las imágenes percibo en su expresión, ni en sus movimientos, atisbo alguno de oposición, rechazo, disgusto, asco, repugnancia, negativa, incomodidad, sufrimiento, dolor, miedo, descontento, desconcierto o cualquier otro sentimiento similar”.

“La expresión de su rostro es, en todo momento, relajada y distendida y, precisamente por eso, incompatible a mi juicio, con cualquier sentimiento de miedo, termo, rechazo o negativa”, añadió en su voto particular.

Un diario aparentemente serio como La Vanguardia publicó el 22 de junio del 2018 dos páginas con el título: “La Manada andará suelta” porque la sentencia no era firme, los procesados habían recurrido, y el tribunal los dejó en libertad. Incluso una columna con la foto y el nombre de los condenados en primera instancia. Solo faltaba que añadieran: “Se busca”. Como en los carteles del Oeste.

Manifestación para pedir la libertad de los detenidos por el boicot a La Vuelta

En pleno proceso -los hechos acaecieron en el 2016 y la sentencia fue en el 2019- yo creo floreció, en Cataluña, esa hispanofobia latente que nos aqueja. Un poco en plan, todos los españoles son iguales: unos bárbaros sexuales.

Luego aparecieron otras y me sorprendió el tratamiento de la prensa: hubo una en Molins de Rei (Barcelona) -luego les cayeron 60 años- y en El Punt-Avui titularon en primera página por la reacción de los vecinos, no por los hechos: “Molins clama contra una presunta ‘Manada’ local” (26 de junio del 2018).

Más tarde aparecieron otras como la de Castelledefels, que sospecho se les podía atribuir la condición de “ñordos”. Hasta aparecieron manadas formadas por personas de origen extranjero -como la de Manresa o la de Sabadell - pero aquí iban con pies de plomo porque eran magrebíes. Ni siquiera oí en este caso a Ada Colau.

Este verano ha habido más casos de hispanofobia latente, como el famoso viaje a Etiopía de unos catalanes. La verdad es que, en materia de vacaciones, yo soy casi partidario, no ya de Benidorm, pero cuanto más cerca mejor. Excepto alguna escapada, pero nunca a países en guerra.

En este caso también se quejaron de la embajada española, que parece ser que no hizo nada. No seré yo el que salga en defensa del embajador. Pero la culpa siempre acaba siendo de España. 

Los afectados -o la afectada que se quejó a TV3 y a Rac1- obviaba que el Ministerio de Asuntos Exteriores desaconsejaba el viaje. Y, ya puestos, tampoco oí al Gobierno catalán -que presume de red de embajadas- levantar la voz o decir que ellos se encargaban de la repatriación de los compatriotas. Al contrario, se pusieron con las autoridades españolas.

Tren descarrilado en Sitges (Barcelona)

O aquel Talgo que descarrillo en Sitges. También salieron pasajeros afectados por TV3 quejándose de que “esto es una vergüenza, esto solo pasa aquí”, que estamos abandonados “de la mano de Dios” o que era “una tomadura de pelo”.

Tienen también toda la razón por que el convoy averiado impidió el servicio normal durante casi dos días en plena temporada turístico. Pero, a veces, los trenes se averían. O incluso algo peor: descarrilan. En este caso, por suerte, sin víctimas

Pero por las mismas fechas hubo el incendio de un camión que obligó a cortar la autopista entre Castellet y la Gornal y dejó “atrapados”, en definición de TV3, numerosos conductores. Pues lo mismo: estas cosas pasan.

La mejor definición de hispanofobia se la oí yo a Alejandro Fernández, que parece que ahora está en horas bajas en su partido, en un acto en el Colegio de Abogados organizado el 7 de septiembre del 2022 por Sociedad Civil Catalana para conmemorar -más bien recordar- los “plenos de la vergüenza”.

Decía así don Alejandro: “Hay una mezcla de complejo de inferioridad y de superioridad. Por una parte, nos consideran inferiores, nos llaman ñordos, colonos, etc. y, por la otra, se preguntan: ¿Cómo es posible que estos ñordos nos tengan colonizados”?

Pues eso. Lo que pasa es que aprovechan la mínima para quejarse o culpar a España. Es pura frustración. Saben que la independencia está difícil. Incluso aunque tengan a Pedro Sánchez cogido por un sitio.