Hacienda somos todos, pero unos más que otros

Hacienda es conocida por sus técnicas de extorsión y su implacable persecución del contribuyente. Recientemente ha sido acusada por algunos de desvelar datos fiscales especialmente protegidos del novio de Isabel Díaz Ayuso.

Pero este episodio de presunta utilización de la Agencia Tributaria contra el adversario político no es ninguna novedad. El exministro J. Manuel Soria (PP) acusó a Cristobal Montoro de desvelarle a Rajoy información económica sobre su madre, lo que pudo precipitar su salida del Gobierno.

Días antes de las elecciones municipales de 2015 se filtró la declaración de la renta del 2013 de Esperanza Aguirre, donde declaraba 400.000 euros de ingresos obtenidos en la empresa privada. La entonces candidata del PP a la alcaldía de Madrid denunció ante la Fiscalía la filtración de sus datos fiscales. Jamás se supo oficialmente quién filtró ese ejemplar del Modelo 100.

La presión mediática sobre los contribuyentes más conocidos ha alcanzado niveles preocupantes. La Agencia Tributaria ha contribuido a hundir la imagen de multitud de personajes conocidos mediante filtraciones a la prensa y difusión de información fiscal. Es más, desde hace algunos años se publican listas anuales, con nombres y apellidos, de los principales morosos del país.

Los inspectores, verdugos a sueldo de la voracidad recaudatoria

Los inspectores de Hacienda se han convertido en una suerte de verdugos, que deciden quién es culpable de evasión fiscal sin el debido proceso legal. Utilizan para ello tácticas intimidatorias, como los registros sorpresa, para forzar a los contribuyentes a aceptar acuerdos desfavorables.

Estos funcionarios llegan a embolsarse bonus anuales de 30.000 euros. Una cifra llamativa teniendo en cuenta que Hacienda pierde la mitad de los casos judiciales en los que está implicada. En el caso de Cataluña, en 2020 Hacienda perdió dos de cada tres juicios en los que se involucró.

Los casos más conocidos

Hace unos meses Borja Thyssen y su esposa fueron absueltos de una acusación de fraude de 336.417,89 € del año 2010. Al principio la Fiscalía les pedía un año de prisión.

También salieron victoriosos Xabi Alonso y Gerard Piqué, ambos acusados de no haber declarado correctamente sus derechos de imagen. El Supremo libró a Piqué de una multa de más de 2 millones de euros y a Alonso de los dos años y medio de cárcel que le pedía Fiscalía. A diferencia de Messi y Ronaldo, ninguno de los dos accedió a pactar con la Agencia Tributaria ni con el fiscal.

También Maria Teresa Campos, recientemente fallecida, fue víctima de una injusta persecución fiscal en la que todo resultó ser una burda mentira. La presentadora fue acusada de estafa por unos trabajos efectuados en 2004.

Un sistema injusto, al servicio del Estado

A todos estos famosos, empresas y a los millones de contribuyentes perseguidos por Hacienda nadie les pide perdón. El Estado, que se sabe impune, se permite acusar pública y despiadadamente a currantes haciendo uso de cualquier interpretación retorcida de la legislación tributaria.

Es necesario poner fin a estas prácticas abusivas y garantizar que la Agencia Tributaria actúa dentro de la Ley, tal y como se le exige a cualquier ciudadano de a pie. Es fundamental que cesen las actuaciones y comportamientos mafiosos contra personas honradas y cumplidoras. No es posible que, en un supuesto estado de derecho, Hacienda tenga el poder de convertir la presunción de inocencia en culpabilidad.

¿Quién compensará a los inocentes por el tiempo perdido y el daño a su imagen pública?

El inspector negligente y bien pagado no recibirá ninguna reprimenda de sus superiores inmediatos. El Gobierno no compensará económicamente a los afectados, ni se disculpará públicamente con ellos. Nadie evitará la condena de telediario y la marca en la espalda a tantos inocentes, que será diana de carroñeros y miserables.

Porque "Hacienda somos todos", pero unos más que otros.