Hablamos de la inmigración: ser negro en Europa
En 2023 llegaron a España 56.852 inmigrantes irregulares, a Italia 157.652 y Europa registró en total más de 286.000 llegadas
En 2023 llegaron a España 56.852 inmigrantes irregulares, a Italia 157.652 y Europa registró en total más de 286.000 llegadas. De los arribados por mar en embarcaciones de fortuna a Italia y a España (a las Canarias 39.910 y en enero de este año 7270) casi en su totalidad proceden de África, luego son gentes de piel oscura, lo que los blancos llamamos, sin eufemismos, negros.
Estos miles de inmigrantes a su irregular situación, pobreza total —llegan con lo puesto—, desconocimiento de las lenguas europeas, salvo los que vienen de países africanos que tengan el inglés o el francés también como idiomas oficiales, añaden su negritud como desventaja.
Secularmente, los negros por el hecho concreto de su color han tenido una mala acogida en las sociedades blancas. No hay ninguna razón “biológica” para este rechazo, simplemente existe, tiene que ver con la esclavitud y la colonización de África. Las justificaciones que puedan darse son ideológicas, creaciones culturales aleatorias que han cristalizado, y que solo cambiaran por la misma vía que se forjaron, la cultura. Un cambio lentísimo y con numerosos episodios letales para muchos negros.
La sociedad que ha vivido intensamente este proceso de cambio es la norteamericana de los Estados Unidos, que ya no es WASP, blanca, anglosajona y protestante. En el desarrollo del proceso ha pasado por una guerra civil entre el Sur esclavista y el Norte abolicionista y una lucha por el reconocimiento de la igualdad jurídica y social de los afroamericanos que todavía dura, pero ya con resultados positivos manifiestos, confirmados por la presencia de los afroamericanos en todos los niveles públicos y profesionales de los Estados Unidos, incluida la presidencia de Barak Obama.
Europa no tiene abierto ningún proceso de igualdad social del negro, tiene, por supuesto, todo el sistema normativo de reconocimiento de esa igualdad: Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, constituciones, leyes, principios, valores, etc.
Ahora bien, hay discriminación, aunque sea selectiva y apunte, sobre todo, al negro pobre, pero la selección también falla. Un futbolista de élite negro, que cobra millones, que es un privilegiado en términos sociales, ha sido reiteradamente insultado en España y algo parecido ha ocurrido en Francia.
Si ni siquiera los muy privilegiados, dotados de habilidades reconocidas, poseedores de millones y proveídos de rango social, se salvan de manifestaciones de racismo, cuál no será la suerte en Europa de miles de inmigrantes negros, “sin papeles”, pobres de solemnidad, sin oficio —muchos proceden del medio rural—, ni habitación digna.
Aliviar su suerte es un desafío ético a los valores de los que tanto presumimos. Y encima, las ultraderechas se cuidarán de que la brecha entre nuestros valores y el trato al inmigrante negro no solo no se cierre, sino que se ensanche.
La mayor parte de estos inmigrantes —de llegada descontrolada—, tienen un problema de subsistencia en nuestras sociedades, “tener papeles” es un calvario, si tienen trabajo legal o clandestino estará mal pagado, si tienen alojamiento será en “habitaciones pateras”, a lo que hay que añadir el rechazo abierto y burdo de los racistas y el más sofisticado de la distancia, la reserva, la indiferencia ambiental, formas sutiles de discriminación pasiva.
Pero las sociedades de llegada del inmigrante negro irregular también tienen un problema y es el de aceptarlo, luego darle papeles, trabajo, alojamiento, sanidad, formación, cuando andan escasas de mucho de esto, siendo además la negritud no un tanto a favor, sino en contra, o devolverlo a su país de origen, cosa nada fácil desde el punto de vista legal y humanitario.
Qué hacer con estos inmigrantes es un motivo de debate y de división en la sociedad, la ultraderecha lo tiene claro, expulsión. Los demás no tenemos una solución justa, pero al menos la buscamos.
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