Montaje con un plano medio de Carles Puigdemont con un aureloa en la cabeza y de fondo una imagen de las montañas de Montserrat
OPINIÓN

La canonización de Puigdemont

Si con la concesión de los indultos y el Amnistía por parte del PSOE pensábamos que lo habíamos visto todo, ahora, Alberto Núñez Feijóo también está dispuesto a venderse a cambio de tocar poder

Visto el visto, solo nos falta para ver quién propone la canonización de Carles Puigdemont. No sin antes hacerlo hijo predilecto de Madrid, otorgarle la medalla de la Grande Orden de Carlos III y el ducado de Amer con todos los privilegios que tradicionalmente estos títulos nobiliarios han representado para sus dignatarios. Muy típico todo ello de una España que es más de premiar que no castigar a los delincuentes.

Si con la concesión de los indultos y el Amnistía por parte del PSOE pensábamos que lo habíamos visto todo, en el que a bajeza moral y renuncia de principios se puede esperar de cualquier representante político, en este caso de un Pedro Sánchez que solo piensa en él, este fin de semana hemos conocido como Alberto Núñez Feijóo también estaba dispuesto a venderse a cambio de tocar poder.

Sí, fue el mismo Feijóo quien reconoció haber estudiado el proyecto de la Ley de Amnistía durante 24 horas y fue él mismo quien dijo a los periodistas que el PP se podía plantear el indulto al expresidente si se reunían una serie de condiciones que no se reúnen hoy en día.

Fue él mismo, en una comida celebrada a Lugo, con periodistas de afines y contrarios. Consciente, pues, que cada palabra podía ser interpretada de varias formas. El extraño es que todos lo interpreten de esta.

Pedro Sánchez en la alfombra roja de los Premios Goya 2024, en Valladolid

Visto el incendio creado en plena gala de los premios Goya, con Sánchez y el superministro frotándose las manos, pensando que la torpeza de Feijóo puede ayudarlos a frenar la caída libre electoral que los socialistas experimentan a un feudo popular como es Galicia. Génova 13 emitió un comunicado sin logotipos del PP intentando desmentir a todos los periodistas que, con rigor y profesionalidad, habían puesto en un titular las palabras de Feijóo.

Este domingo los intentos siguieron con declaraciones y tuits de todo el núcleo duro del ninguno de la oposición. Con apelaciones suyas al que supuestamente siempre había dicho. Utilizando la misma táctica que el PSOE o Podemos de señalar al mensajero como difusor de ‘fake news’. Cuando sea por un error de cálculo, un patinazo o una intencionalidad no muy mesurada, fue el mismo Feijóo quien espetó tal perla. Sirviendo a periodistas y oposición, munición para continuar elucubrando sobre las primeras desmentidas y posteriormente normalizadas negociaciones del PP con Juntos. Y no, la culpa no es de los periodistas.

Alberto Núñez Feijóo sentado en su escaño mirando el reloj

La fórmula de las ‘fuentes próximas a’, una herramienta que tenemos los comunicadores para obtener información directa sin ponerla en boca directamente de quien nos lo ha dicho, tiene cosas buenas y malas.

Y sin ningún tipo de duda, en estos casos, las malas se ponen de manifiesto. Porque viste el descontrol de la cosa, de una cosa, por cierto, que puede coger por sorpresa a cualquier, quién te lo ha dicho, tiene las narices de salir a desmentirte. A acusarte como poco de haber malinterpretado unas palabras. Si no de haberlas inventado. Repito el que he comentado un chico más arriba.

Cuando todos los periodistas presentes, de diferente sensibilidad ideológica, coinciden en la misma lectura… igual el problema lo tiene el emisor del mensaje. Y Feijóo ya lleva unos años, que de esto tendría que saber un poco.

Pero no quiero acabar sin volver al fondo del asunto. Al cómo al traidor más gordo del Estado, así lo han pintado unos y otros en los últimos cinco años, también Sánchez, el indultador y el amnistiador, se le puede llegar a perdonar absolutamente todo a cambio que los dé permiso para continuar siendo alguien.

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