Un grito de libertad: la lucha del liberalismo contra las barreras electorales
Los liberales debemos aprovechar este momento para reflexionar y trabajar juntos para impulsar un futuro más libre
Este año, la llegada de la primavera trae consigo un calendario electoral trepidante para los españoles, en especial si son vascos o catalanes, como es mi caso. Una vez más, tanto partidos políticos como ciudadanos, deberemos hacer frente a una gincana de procesos electorales para elegir a quienes, durante 4 años, nos van a representar en el País Vasco, Cataluña y la Unión Europea.
Como es habitual, algunos partidos acuden a las citas electorales para superar el mero trámite que estas les representan, incluso con cierta molestia en algunos casos. Otras organizaciones políticas, sin embargo, tienen realmente complicado siquiera comparecer a la convocatoria electoral debido a la gran cantidad de barreras de entrada que establece la Ley Electoral española (LOREG).
Para que se hagan ustedes una idea de la magnitud del desafío al que deben hacer frente los partidos extraparlamentarios, debemos reparar un instante en repasar los requisitos que les impone la ley para poder concurrir a las elecciones europeas del próximo 9 de junio. Uno de los más gravosos es la obligación de recabar 15.000 firmas de electores o bien 50 firmas de cargos electos para poder, tan solo, presentar su candidatura a las elecciones. Y por si fuera poco, esta auténtica proeza debe llevarse a cabo en tan solo 15 días, que es el plazo fijado por la norma para ello, y en formato físico, cosa inaudita en pleno siglo XXI.
Una democracia que se precie no debería restringir, en ningún caso, el derecho al sufragio pasivo, sin embargo, en España esas limitaciones han sido una realidad desde los albores del periodo democrático. Por desgracia, esta es una situación que ha sido asimilada por la ciudadanía y, lo que es peor, mantenida con el consenso de los distintos partidos actuales, cuyas aspiraciones no son otras que mantener el chiringuito que se han montado a lo largo de las últimas décadas. Y para esto último, no dudan en poner en marcha la maquinaria del estado a su alcance para apartar del proceso electoral a todo aquel que pueda representar una mínima amenaza para sus intereses.
En este sentido, es habitual que los partidos con menor estructura territorial aprovechen las elecciones europeas para dar el salto al escenario político nacional, ya que es más asequible conseguir representación, al no existir barreras de entrada. Un ejemplo de ello es Podemos, que en 2014 consiguió su primer eurodiputado, siendo este el despegue de la formación morada que hoy se encuentra en horas bajas.
En lo que respecta al momento actual, son varias las organizaciones políticas que aspiran a irrumpir en el panorama político español empleando la fórmula descrita en el párrafo anterior. Véase el caso del Partido Libertario, cuya candidatura es, en la actualidad, la única netamente liberal, oponiéndose fervientemente a la creciente intervención estatal y las políticas iliberales adoptadas por la Unión Europea en los últimos años. ¿Se imaginan un partido que no les trate como impúberes o que no se financie con dinero público? Yo tampoco era capaz de hacerlo.
Todo aquel que, como yo, se identifique con la defensa de las libertades individuales, la vida y la propiedad privada, debería sentirse interpelado y hacer lo posible para que una fuerza política con ideas inéditas en el panorama político actual alce las banderas del liberalismo político en el Parlamento Europeo. Y, si me apuran, también todo aquel que se considere demócrata debería hacer lo propio, dado que no se trata tanto de apoyar ideológicamente a una u otra fuerza, sino de permitir que los electores puedan optar por la papeleta con la que se sientan más identificados el día de las elecciones.
En definitiva, si como yo, estáis cansados de acudir a las urnas cada 5 años para escoger a un grupo de eurodiputados que se van a dedicar a cercenar nuestras libertades más básicas y a expoliarnos sin que podamos hacer nada al respecto, avalad al Partido Libertario.
Hay tiempo hasta el día 30 de abril. Puede que este sea solamente el principio, pero en algún momento hay que empezar. Roma no se construyó en un día y Milei tampoco llegó a la presidencia de la República Argentina de la noche a la mañana.
Recuperando la frase con la que iniciaba este artículo, la llegada de la primavera trae consigo no solo un calendario electoral trepidante, sino también la oportunidad de impulsar un cambio a mejor en la forma de hacer política. Los liberales debemos aprovechar este momento para reflexionar sobre nuestras opciones, participar activamente en el proceso electoral y trabajar juntos para impulsar un futuro más libre para todos. ¡Viva la libertad, carajo!
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