Graupera y Ponsatí, amigos para siempre
De entre todas las novedades electorales, la más divertida es la irrupción del dúo Graupera & Ponsatí, nueva luminaria en el firmamento indepe
Las elecciones de mayo, como el sol de primavera, va despertando en la fértil tierra catalana nuevas floraciones, brotes de color y alegría, impulsos de resurrección.
De entre todas las novedades electorales, la más divertida es la irrupción del dúo Graupera & Ponsatí, nueva luminaria en el firmamento indepe, donde podrán compartir espacio con parejas cómicas tan asentadas como Rull & Turull o Laura & Dalmases.
Se trata de dos personajes entrañables. La Ponsatí pertenece, como el resto del ballet de Waterloo, a ese extraño grupo de personas que siguen siendo llamados “consellers” sin que nadie sepa por qué. El conseller Puig, la consellera Serret. Todo el mundo es conseller, incluso Tomín el Histérico, se supone que por haber conseguido sumir en el caos el Consell per la República.
O quizás es que tenía un piso en Consell de Cent, vaya usted a saber. La Ponsatí ha destacado, durante su exilio a sueldo de España (a quien representa en el parlamento europeo), por una postura retadora, descarnada, conforme a la cual se ha pasado siete años dando discursos diciendo que ya no era hora de discursos, sino de acción. La tropa indepe, siempre hambrienta de engaños, aplaudía a rabiar el discurso anti-discursos y encumbraba a la Clara como la “rupturista”, la “que habla claro”.
De Graupera sabemos que es un pesado y que se pasa el día recordando que vivió en EE. UU. Todo lo que dice o escribe puede ser reducido, por simples procedimientos lógicos, a una de esas dos Columnas de Certidumbre. Publica artículos sesudos, de gran teoría política, que constituyen el mejor remedio conocido contra el insomnio. Participa en tertulias y programas de sobremesa, escribe libros innecesarios y va ganando peso.
Graupera es el protagonista de una de las mejores fotos del 1-O, donde se leve arrastrado por un pie por un policía, con su traje de corbata estrecha al estilo Guardiola y su calva reluciente. Su anterior intento, Primaries, solo consiguió que el electorado entendiera dos cosas: que Graupera es un pesado y que se pasa el día recordando que vivió en los EE. UU., de modo que el ridículo fue colosal.
Ahora alegrarán la campaña con su presencia “alegre y combativa”, como les gusta decir a los de Vilaweb. La Ponsatí, con sus ojillos sonrientes de libélula y su sueldo de seis cifras, Graupera con su carisma soporífero y sus amigos en Kansas City.
Quizás pueda ser su momento: Rull & Turull andan ocupados con sus excursiones campestres y sus infartos, Laura & Dalmases están desaparecidos, quizás apurando las últimas esencias poéticas de su amor crepuscular. Qué hermosa es la política catalana.
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