Imagen de una persona introduciendo una carta de una votación en una urna
OPINIÓN

El futuro en una papeleta

Lo que estará en juego el próximo 23 J, son dos modelos de país

En los últimos cuarenta y cinco años, España ha experimentado una profunda transformación. Hemos pasado de ser un régimen dictatorial y sin futuro, a un Estado social y de derecho homologable a cualquiera de los países más avanzados del planeta.


Ese cambio ha sido posible porque una mayoría de ciudadanos siempre han estado por la transformación, la evolución y el progreso. En ese contexto, el PSOE ha sido el catalizador necesario para que esos anhelos de la sociedad se plasmaran en iniciativas políticas y/o legislativas. Porque si de la derecha hubiese dependido, estaríamos todavía en las cavernas socio políticas previas a la Transición. 


No tengo ni tiempo ni espacio para hacer una relación de aquellas iniciativas impulsadas por gobiernos socialistas y que han servido para modernizar este país. Los que tengan interés podrán, sin demasiado esfuerzo, encontrar suficiente información en las hemerotecas. Quiero, sin embargo, hacer una radiografía tan fidedigna como me sea posible del momento político que estamos viviendo y de lo que nos espera a partir del 23 de julio.
A Pedro Sánchez se le podrán criticar muchas cosas, pero no arredrarse ante los problemas ni esconderse en las situaciones difíciles. Por eso, tras el batacazo sufrido por la izquierda el pasado 28 M, decidió convocar elecciones generales para el 23 de julio. De esa forma, asume toda la responsabilidad y evita un final de legislatura agónico con especulaciones y rumorología en los próximos meses.

Primer plano de urna electoral llena de votos


No hace falta ser muy perspicaz para prever que los socialistas basarán su campaña electoral en la acción que ha llevado a cabo el Gobierno. De manera especial en las políticas sociales; es decir, en su acción inequívocamente socialdemócrata, basada en la redistribución de riqueza, en plena sintonía con las directrices y posiciones de Bruselas. Posicionamiento que parece el más adecuado en esta época de fuertes convulsiones económicas ocasionadas primero por la pandemia y después por la guerra en el patio trasero de Europa. Los datos económicos de este periodo de gestión son claramente positivos, con el empleo a la cabeza, como señalan todos los organismos internacionales independientes. 


Por parte de los populares, su líder ya ha apuntado que derogará leyes como la de memoria democrática, la ley trans o la de educación; asimismo, “ajustarán” la de eutanasia —que ya han recurrido ante el Tribunal Constitucional, como antes hicieron con la del aborto o la del matrimonio homosexual--. También el presidente del PP ha anunciado que eliminará, entre otros, los Ministerios, de Consumo y de Igualdad, este último, una de las grandes reivindicaciones del feminismo. 


Sin embargo, aún no sabemos cuáles serán las iniciativas propositivas de los populares. Por eso, los ciudadanos queremos saber si gobierna la derecha, cosas tan importantes para nuestra calidad de vida como, por ejemplo, qué pasará con las pensiones, si seguirán la evolución del IPC o se quedarán en un misérrimo 0,25% como hizo Rajoy, si se derogará la reforma laboral y volveremos a los contratos basura y la precariedad o si se suprimirá el Ingreso Mínimo Vital. 


Alberto Núñez Feijóo cuenta con la ventaja del viento de cola tras su victoria en las municipales y autonómicas, en las que superó en más de 700.000 votos al PSOE y le arrebató buena parte de su poder territorial. La tendencia es tan buena, piensan en el PP, que hay que ir a una campaña conservadora, de poca exposición, porque su principal riesgo es echar a perder esa ventaja por cometer errores.

El líder popular pretende, también, transitar por la campaña sin mancharse con los acuerdos territoriales con Vox, bien postergándolos todo lo que pueda hasta después del 23 de julio, o bien dejando hacer a sus barones. Sin embargo, los populares admiten que no pone vetos a los acuerdos con la formación ultra en los ayuntamientos ni para formar Ejecutivos de coalición. De hecho, Ignacio Garriga (Vox) ya ha anunciado que están negociando en unos 135 municipios para llegar acuerdo con los populares. Y en la Comunidad Valenciana El PP y Vox han llegado a un acuerdo para formar un gobierno de coalición.


Propuestas de derogaciones, falta de explicación de programa o, lo que es peor, un programa oculto, unido a los pactos que ya empiezan a cuajar nos puede dar una idea de lo que nos espera si Feijóo se instala en La Moncloa.


Desde luego, la cosa está peluda para la izquierda, pero nada es imposible. El PP solo podrá gobernar si consigue con sus votos y los de Vox mayoría absoluta. Las políticas de tierra quemada que han practicado los populares con el nacionalismo periférico, hacen ahora imposible cualquier acuerdo con esas formaciones. 

Tengamos en cuenta que, de darse unos resultados como los del 28 M, la derecha no tendría mayoría absoluta en el Congreso.  Por lo tanto, si el PSOE resiste y Sumar consigue generar ilusión en el electorado y moviliza apoyos perdidos en su ámbito, cualquier cosa puede suceder. 
En conclusión, lo que estará en juego el próximo 23 J, son dos modelos de país, dos modelos de sociedad y nosotros con nuestra papeleta tenemos la posibilidad de decir cual queremos, porque ese día vamos a decidir nuestro futuro en una papeleta. 


En nuestras manos está.

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