Fotografia en blanco y negro de Roberto Vaquero, líder del partido Frente Obrero
OPINIÓN

Fusilamiento mediático

Parece que si no estás de acuerdo con quedarte de brazos cruzados ante la realidad que se está viviendo en Cataluña y el resto de España con la inmigración masiva, eres un fascista

Hace apenas diez días el Frente Obrero decidió presentarse a las elecciones de Cataluña. Decidió hacerlo público junto a un cartel con el lema “Defiende Cataluña. Defiende España. No a la islamización”. Las redes se hicieron eco de ello y comenzó la caza de brujas. Sobre todo, cuando Fran Cuesta compartió el cartel en su Twitter y determinados periodistas decidieron sumarse a la campaña de difamación y linchamiento, a nuestro fusilamiento público.

Parece que si no estás de acuerdo con quedarte de brazos cruzados ante la realidad que se está viviendo en Cataluña y el resto de España con la inmigración masiva, el islamismo, la sustitución étnica y el aumento de la criminalidad eres un fascista, alguien a quien la nueva Gestapo debería eliminar de inmediato por los medios que sean necesarios.

Lo más curioso para mí ha sido ver comentarios de usuarios de Twitter afeándonos no estar atendiendo a los problemas de los trabajadores. Estas críticas vienen de gente con banderitas trans, queers y de Palestina, como si algo de esto tuviera que ver con esos problemas candentes de los trabajadores. 

Cartel de Frente Obrero para el 12M

Vivo en un barrio obrero de Leganés, en San Nicasio, y ninguno de los problemas que tenemos aquí tiene que ver con las banderitas y las soflamas “revolucionarias” de Twitter de esta gente. Sí, tienen que ver con la inseguridad, con las violaciones, con los robos, con la islamización, con gente que no trabaja y vive de pagas, con la depauperación de los puestos de trabajo, con las subidas de impuestos para gastos absurdos y con la degradación de nuestros barrios. Estas son las cosas en las que nosotros nos centramos, no en conflictos a miles de kilómetros ante los cuales estos pseudo revolucionarios solo ponen un tuit de copia y pega y siguen con su vida, ni en defender la lucha contra opresiones inexistentes de minorías inventadas.

Mi sorpresa ha sido el servilismo de ciertos periodistas de medios conocidos que han decidido sumarse al proceso de difamaciones y señalamientos. En alguno de ellos, el mismo periodista nos acusa de ser de extrema derecha y de ser comunistas, una afirmación después de la otra. ¿Es que se han vuelto locos? Hasta este punto se ha degradado el periodismo en España para que un periodista no sepa ni la diferencia entre ser de extrema derecha y ser comunista. Esto ya no es una cuestión de mediocridad, no llegan ni a eso. No se puede caer más bajo en su afán por agradar al pensamiento único. 

Tampoco veo normal que una personalidad pública muestre su opinión sobre un cartel, en este caso su simpatía, y se desate una ola de odio para evitar que nunca más se vuelva a posicionar en ese sentido. Quieren el control absoluto del relato, que nadie pueda transgredir sus directrices. Para ello utilizan a gente lobotomizada de izquierdas y de derechas, en esta campaña han colaborado desde sectores cercanos a Vox hasta miembros de Sumar. Todo vale contra aquel que se salta lo establecido, contra aquel que confronta con la partitocracia y decide marcar su propio camino. 

Ni izquierdas ni derechas, nunca se vio tan claro como en la actualidad, que polarizan a la sociedad basándose en asuntos sin importancia para mantener lo establecido. En esencia defienden lo mismo, el sistema que les da de comer y que da sentido a su existencia. 

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