Imagen de uno padres discutiendo con su hija en medio

OPINIÓN

Familias desvertebradas

Por desgracia existen familias desestructuradas que eufemísticamente han sido bautizadas como desvertebradas

En sentido figurado, vertebrar significa estructurar algo correctamente. Por desgracia existen familias desestructuradas que eufemísticamente han sido bautizadas como desvertebradas. El denominador común de los hijos en el seno de estas familias es la falta de estima parcial o total durante su desarrollo infantil y juvenil.

Ejemplos de lo indicado anteriormente pueden ser hijos no deseados, alcoholismo, malos tratos, drogodependencias, abandonos e incluso separaciones y divorcios mal llevados. Pongamos por caso el de una madre que reclamó y rehusó la custodia de su hijo repetidas veces durante más de ocho años. El resultado en el chaval resultó terrorífico, el perfil típico que en breve describiremos.

En algunos casos la falta de cariño es sustituida por regalos que el niño encuentra contradictorios a falta de lo importante, un amor constante. El zagal no sabe si agradecer, devolver o romper el juguete. El perfil de estas familias muestra un total abandono de la prole sin pautas constantes en disciplina, amor, atención o control del entorno.

Por otro lado, y en el caso de que la pareja conviva bajo un mismo techo, existe una total discrepancia en los criterios educativos y el chaval utiliza todos sus recursos para salirse con la suya. A menudo los padres se asemejan en algo a los ausentes parciales con drásticos intentos educativos que pasan por largos periodos en donde reina la total negligencia.

En ocasiones, y durante estos arranques pedagógicos, los progenitores se acercan al colegio con todo el decálogo de derechos aprendidos y se quejan del servicio educativo prestado. Exigen lo que ni ellos mismos son capaces de hacer, educar.

Alumnos se incorporan a su primer día de colegio para el inicio del nuevo curso escolar 2023/24. A 11 de septiembre de 2023 en Málaga

¿Saben por qué mi hijo estaba el otro día por la calle y no en el colegio? – preguntaba un padre - Pues ahora se lo digo, porque ustedes no me lo comunicaron a tiempo. Ahora, cuando lo encuentre, le caerá una buena.

No debe extrañar que con todo ello surjan hijos resentidos, agresivos y caraduras. Pillarlos en plena fechoría es como dar alas a su ego. Ante los demás pretenden sobre todo ganar el protagonismo que jamás tuvieron en el seno de su familia.

Obviamente, llevar mal los estudios e ir a su bola pasando olímpicamente de lo que se les diga, es una forma más que evidente de demostrar su resentimiento.

¿Qué hacías copiando? – al otear el control del vecino con todo el descaro del mundo.

¿Pero qué pasa? Yo no estaba copiando profe, estaba comparando resultados.

— ¿Quieres que te ponga un cero?

— Me la suda lo que me pongas.

Responder con violencia y provocar miedo son el lenguaje que más han desarrollado estos escolares para defenderse de los demás. Agredir al más débil del grupo suele ser una estratagema frecuente para que nadie se le ocurra cuestionar su dominio, algo que le puede llevar a cometer maltrato o delinquir en su futuro. Empujones, golpes o incluso el uso de utensilios punzantes configuran sus artes marciales.

En resumen, son individuos que se muestran ante los demás atrevidos, extrovertidos, provocativos y orgullosos, aunque en realidad son ansiosos de poder, débiles de autocontrol, egocéntricos y hasta con una autoestima y nivel de frustración muy bajos. No es nada extraño que lleguen a cometer delitos o que caigan en adicciones.

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