Carta abierta a Ignacio Garriga y Alejandro Fernández
La campaña del 12-M no puede convertirse en la secuela de la campaña de las pasadas elecciones generales, con enfrentamientos constantes y absurdos entre Abascal y Núñez Feijóo
Incluso un reloj parado da bien la hora dos veces al día. Y eso mismo ocurrió con En Comú Podem y su rechazo en el Parlament a las cuentas del despilfarro de Pere Aragonés. Los catalanes evitaremos un aumento del gasto público durante este 2024 y acudiremos a las urnas en un mes y medio.
Pasado el 12 de mayo ya habremos votado en cuatro elecciones autonómicas durante la última década: 2015, 2017, 2021 y 2024. Legislaturas de dos años y pico donde nadie ha tenido muy claro qué quería hacer en el Govern más allá de pagar sueldos cienmileuristas hasta al más tonto del partido.
Visto el panorama y contemplando la movilización pobre y decadente de la base social del separatismo, hay varias conclusiones a tener en cuenta:
- No es posible ganar al separatismo si PP y Vox no unen fuerzas, pero hay margen de crecimiento para ambos.
- Tenemos dos buenos líderes al frente de ambas formaciones, y además tienen perfiles distintos y complementarios a la vez.
Estos son los mimbres que tenemos los constitucionalistas (o patriotas, si lo prefieren) para intentar comerle terreno, poco a poco, al nacionalismo. Por un lado Alejandro Fernández, recién confirmado por la dirección de su partido. Se prevé que el popular haga hincapié en el lastre económico y cultural que supone el separatismo para Cataluña.
Por su parte, el candidato de Vox, Ignacio Garriga, hará de la lucha contra el islamismo, la seguridad y la inmigración ilegal unas banderas que agitará con ganas.
El contexto catalán
Con un Ciudadanos agonizante, las encuestas dejan clara la alternativa a la alternancia nacionalista del PSC, ERC y Junts. Y esa alternativa política pasa por las siglas de PP y Vox, los únicos partidos potables y votables de nuestra región.
El candidato popular sale a ganar, al menos de puertas para dentro. Las encuestas le dicen que puede llegar a quintuplicar sus actuales 3 escaños -hasta los 15- y tener grupo parlamentario propio. Unas encuestas, que de ser ciertas, afianzarán a Alejandro Fernández como líder del PPC.
Los sondeos no son tan generosos con el partido de Garriga y su margen de crecimiento es menor, al partir de una posición bastante mejor que el PP. Actualmente Vox tiene 11 escaños en la cámara catalana.
Una alianza no oficial, pero indispensable
PP y Vox tienen la oportunidad de no repetir los errores que les impidieron, el pasado 23 de julio, arrebatarle la Moncloa a Sánchez. Los perfiles complementarios de Fernández y Garriga pueden hacerles mucho bien a sus partidos si eligen bien el blanco de sus ataques.
Si algo está claro a estas alturas es que nadie plantea una fórmula electoral distinta a la de Juan Palomo: “yo me lo guiso, yo me lo como”. Ambos partidos encararán solos el 12 de mayo. Sus votantes solo les vamos a pedir una cosa: que se ignoren mutuamente.
No queremos espectáculos sobreactuados ni ceños fruncidos que se relajan al terminar el debate electoral. No queremos a unos llamando ultraderecha a los preocupados por la islamización y la inseguridad callejera. Ni a los otros pidiendo cuentas a quien ya pidió perdón por los muchos y frecuentes errores de su partido respecto a Cataluña.
Hagan su campaña, convenzan a la gente de que son la mejor opción. Hagan de sus listas electorales espacios abiertos más allá de las siglas de sus partidos. Y sobre todo: nada de enfrentamientos estériles.
Recuerden que, si llega el momento de gobernar Cataluña, lo acabarán haciendo juntos.
Que gane el mejor.
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