Estonia versus Finlandia
Cuando cayó el muro de Berlín y el antiguo imperio soviético se desmoronó, Estonia pudo surgir con identidad propia
Cuando cayó el muro de Berlín y el antiguo imperio soviético se desmoronó, Estonia pudo surgir con identidad propia. Fue entonces cuando diseñó su propio sistema educativo plagiándolo de su vecino del norte, Finlandia. Poco a poco fue mejorándolo hasta alcanzar a su maestro. Hoy en día, y a nivel de las pruebas PISA, le supera.
En enero de 2017 vino a Barcelona Viivi Lokk, miembro del Departamento de Educación de Tallinn, la capital de Estonia. De hecho, fue invitada por el Consell Escolar de Catalunya durante unas jornadas sobre educación que se celebraban en el Cosmocaixa de Barcelona. Viivi explicó el modelo educativo de Estonia, pero en ningún momento detalló el aspecto diferencial entre ellos y Finlandia, creo que por corrección.
Así pues, no quedaba claro qué explicaba el descenso en PISA de Finlandia y la superioridad de Estonia. De hecho el modelo educativo de este estaba inspirado en el de Finlandia con familias muy comprometidas en la educación, enseñanza lingüística consolidada en primaria, ayudas económicas a familias sin recursos, base didáctica con iguales principios, colegios de administración municipal, exigente formación para ser maestro o profesor, formación pedagógica impartida por docentes, enseñanza estructurada en especialidades, directores de profesión evaluados frecuentemente, autonomía de centros con docentes de alto nivel, detección y terapias en alumnos con dificultades ya en infantil, evaluación de centros y docentes, y bilingüismo en el país.
Entonces, ¿cuál era la diferencia significativa? Aparentemente, ninguna ya que ambos modelos educativos eran casi clónicos. Quizás la respuesta viniera luego durante el debate. Así que esperé y se abrió una tertulia a dos entre Lokk y el presidente de EFEA, Xavier Chavarría. Pero allí nada se aclareció al respecto. Fue después, cuando pude mantener una conversación personal con Viivi Lokk, que dilucidé el acertijo.
Al principio ella dijo que no veía diferencias significativas que explicaran las divergencias en PISA entre Estonia y Finlandia, pero cuando le detallé los datos que el analista José Manuel Lacasa había mostrado, ella asintió. De hecho, añadió que otros en Estonia pensaban de manera similar.
Y ahí estaba la desigualdad entre ambos países, en el nivel del currículum. Mientras que Finlandia llevaba años rebajando sus contenidos, Estonia no lo hacía. Había más, el currículum estatal de Estonia era común para todos sus centros sin rebajas ni excepciones. Cada centro tenía autonomía para enseñarlo como quisiera, pero en 3º, 6º y 9º había unas reválidas estatales a superar en ciencias, matemáticas e idiomas, y cabe recordar que Finlandia las suprimió. Resulta obvio que una enseñanza con reválidas exige mucho a los centros y a sus alumnos.
Ya la primera y segunda reválida garantizan que todos los alumnos estonianos dominen uno o dos idiomas antes de secundaria, base mental para toda enseñanza conceptual. De hecho, el 25 por ciento de alumnos en Estonia son rusoparlantes, herencia de la dictadura comunista hasta 1991. Estos son quienes, en las reválidas estatales en estoniano, obtienen notas significativamente algo inferiores a los estoniohablantes. El lenguaje es la base del conocimiento, del pensamiento y del raciocinio en la enseñanza.
En resumen, si Estonia ha superado Finlandia en PISA no lo ha hecho por caprichos estadísticos, sino por mantener un currículo común, homogéneo y exigente para todos sus centros. Cabe recordar que el país con mejor puntuación en PISA, Singapur, hace lo mismo. Esto no son interpretaciones, son hechos que nos cuentan los números.
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