El espíritu de Paiporta
El domingo, en las calles enfangadas de Paiporta pudimos recordar que existe el derecho a la legítima defensa
¿Qué sucedió el domingo en las calles enfangadas de Paiporta? Varias cosas, todas ellas más que notables.
Para empezar, el rey Felipe hizo oficial que, una vez ha renunciado a ejercer de Capitán General de los Ejércitos y a garantizar la supervivencia de la nación, su plan consiste en convertirse en Oprah Winfrey y dedicarse a abrazar a gente que llora, generando contenido para los magazines de tarde. ¿Algo le impedía instalarse en el campamento militar, vestirse de verde y coger una escoba? Se ve que sí, que el hombre estaba ocupado. Entonces activó el plan lacrimógeno y más o menos la cosa funcionó.
Después tenemos el caso de Mazón, que ha optado por poner cara de monaguillo y esperar su suerte con resignación. Igual se piensa que así nos olvidaremos de él: no puede estar más equivocado. Cada día que Mazón pase en libertad es un insulto para los españoles.
Y luego tenemos al Perrosanxe, que escenificó la última de sus infamias. A un lider político se le puede perdonar casi todo, porque las lealtades fanáticas son casi irrompibles. Pero hay una cosa que nadie perdona, por su simplicidad, por su crudeza: salir corriendo. Hace falta una peculiar mezcla de cobardía e inmoralidad para dejar al rey bajo una lluvia de piedras, darse media vuelta y desaparecer rumbo a la nada. La buena gente de Paiporta, armada solo con su dolor y su dignidad, montaron un Fuenteovejuna que nadie olvidará. La verdadera máquina del fango resultaron ser los paisanos agotados de llorar, que no tenían otra cosa a mano para mostrar su rebelión frente al tirano.
¿En qué consiste entonces el espíritu de Paiporta? En recordarnos que desde tiempos inmemoriales se ha reconocido el derecho a la legítima defensa. En hacernos ver que ha llegado el momento en que ya no tenemos por qué seguir tolerando tanto ataque, que podemos defendernos. Frente a la casta política y su maldad, el pueblo tiene derecho a defenderse. Frente a una monarquía decorativa y cómplice, el pueblo tiene derecho a defenderse. Frente a unos medios de comunicación serviles, reducidos a propaganda del poder, el pueblo tiene derecho a defenderse. Frente a tiranos que se mantienen en el poder por la mentira y la traición, el pueblo tiene derecho a defenderse. Armado solo con sus manos desnudas y su dignidad de siglos, el pueblo tiene y siempre tendrá el derecho a defenderse. Que vayan tomando nota los de arriba, les conviene.
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