España
La tragedia en la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Andalucía es, sin duda, un fracaso colectivo
España, sí, una de las potencias más avanzadas del mundo. Uno de esos países donde crees que estás 100% seguro. Donde piensas que nunca te va a tocar a ti, con la virulencia que nos ha golpeado, eso que muchas veces vemos con inquietud pero con cierta indiferencia a miles de kilómetros de distancia. Y esto nos obliga a todos a una profunda reflexión.
Principalmente, a las administraciones, que no han estado a la altura, y a los empresarios y ciudadanos, que hemos subestimado los riesgos. Pero, por suerte, España también es solidaridad. Posiblemente uno de los países más solidarios del mundo. Y allí donde el Estado no quiso llegar cuando debía hacerlo, cuando era el momento de actuar, estaba el voluntariado.
La tragedia en la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Andalucía es, sin duda, un fracaso colectivo. No digo que se pudiera evitar; la madre tierra a veces es caprichosa y en demasiadas ocasiones nos quiere mostrar su fuerza. Pero seguramente todo se podría haber minimizado. Los cientos de víctimas mortales que contamos hoy podrían haberse reducido a decenas, que aun así siguen siendo muchas.
El Estado es quien debe asumir la responsabilidad final de todo y debe afrontarla. Y en situaciones extraordinarias, los protocolos sobre cuándo enviar una alerta a la población o si es necesario esperar a que alguien pida ayuda deberían quedar en segundo plano. Los protocolos, en general, están hechos para no tener que aplicarlos.
En esta tragedia ha fallado la Generalitat Valenciana, sí. Por la hora en que se avisó a la población y por declaraciones tan poco empáticas como la de la consejera de Justicia hacia las familias de las víctimas. También ha fallado el Gobierno de España, sí.
No reunió su propio comité de crisis hasta que varios municipios ya estaban inundados y no asumió el poder que sí ejerció anteriormente, por ejemplo, con un estado de alarma solo sobre Madrid, lo que habría garantizado una mejor coordinación y la aceptación de ayuda de otros países que se rechazó. Y ha fallado, y mucho, la clase política en general, manteniendo un pleno en el Congreso para asegurarse de colocar a sus personas de confianza en RTVE, a pesar de que había dos semanas de margen para hacerlo.
Y por decir, como dijo Aina Vidal de Sumar, que “los diputados no estamos para sacar agua en Valencia”. Los diputados, como servidores públicos, deberían estar a disposición para hacer lo que la ciudadanía les pida. Para eso somos sus jefes.
También los ciudadanos y las empresas hemos fallado. Despreciando los riesgos a los que nos exponemos y creyendo en una falsa sensación de seguridad por vivir en el Primer Mundo. Como también los medios de comunicación, hemos cometido errores durante esta crisis. Aunque en muchas ocasiones, como fue la radio la primera noche, ha sido un ejemplo de servicio público al mantener informadas a las personas incomunicadas.
Una noche en la que el canal 24 h de TVE no estuvo atento a la gravedad de los hechos hasta el final del programa dirigido por Xabier Fortes, mientras otros canales generalistas ya hacían una programación especial. El 24 h debe estar, como lo ha estado el resto de días, como toda RTVE, para informar cuando suceden cosas, no para estar en la gresca política mientras una parte del país sufre una de las tragedias más importantes del último siglo.
Desafortunadamente, quedan muchos días para volver a una mínima normalidad en la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Andalucía. Teniendo en cuenta, además, que algunos de nuestros compatriotas nunca recuperarán esa normalidad. Ahora es necesario estar a su lado todo lo posible. Que los gobiernos dejen trabajar a nuestros servidores públicos.
Que los ciudadanos podamos sentirnos orgullosos de pagar impuestos, sabiendo que quienes cobran su sueldo de ellos nos responden cuando más lo necesitamos. Aunque los políticos, como se ha visto, les hayan puesto todas las dificultades del mundo para estar donde debían estar y cuando debían estar. Han estado, sí, pero han llegado tarde por culpa de los gobernantes.
Por suerte, sin embargo, esto es España. Y lo superaremos juntos, aunque salir mejores —viendo también cómo algunos han aprovechado la tragedia para robar a quienes lo han perdido todo y lloran a sus seres queridos—, no creo que lo consigamos.
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