imagen de las protestas en las cárceles con un dibujo de una manifestación de fondo
OPINIÓN

La doble moral de la izquierda con las protestas en las cárceles catalanas

Hasta tal punto llega su perversión que, en la mayoría de ocasiones, han tachado el suceso de 'tragedia' o simplemente de 'muerte'. Así, como Nuria hubiese muerte por arte de magia

Editorial Arnau Borràs

El buenismo en Cataluña ataca de nuevo. El asesinato de una cocinera de la cárcel de Mas d'Enric a manos de un preso y las posteriores protestas de los funcionarios de prisiones han abierto un nuevo cisma en la política catalana. Y, de paso, han sacado a relucir la doble moral de la izquierda catalana.

Medios progres, miembros de chiringuitos subvencionados sobre derechos humanos y sospechosos habituales en este tipo de cuestiones no han desaprovechado la oportunidad de dar la nota y mostrar su supuesta superioridad moral respecto al resto de los mortales, que nos preocupamos por la situación de los funcionarios de prisiones. Ya saben cómo funciona esto: si no piensas como ellos, eres automáticamente fascista, de extrema derecha y mala persona en general.

La izquierda buenista catalana ha alzado de nuevo su voz. Sin embargo, no lo han hecho para preocuparse por la familia de Núria, la cocinera asesinada. O para criticar la dejadez de la administración respecto a la realidad que viven los funcionarios de prisiones. No. Lo han hecho para preocuparse solamente de los presos y sus familiares.

Además, lo han hecho con su A, B, C habitual: tirar de chantaje emocional. En las últimas horas, por ejemplo, han dado voz a reclusos que lo están pasando mal por culpa de las protestas (algunos llevan días encerrados en sus celdas). O también a familiares de reos que no han podido ver a sus allegados por el bloqueo que los funcionarios de prisiones mantienen en la mayoría de centros penitenciarios.

Y nadie duda de que esos presos que quieren rehabilitarse lo estén pasando mal. O, aún más, que algunos de sus familiares vivan angustiados por la situación de sus seres queridos dentro de las cárceles.

Aquí el problema es la utilización y doble moral que esta izquierda buenista está haciendo con toda esta cuestión. Preocupadísmos por los presos y sus familiares, pero callados ante el sufrimiento de los funcionarios de prisiones, que van a trabajar cada día jugándose la vida. Unos trabajadores que han visto como las agresiones por parte de reclusos han aumentado drásticamente en los últimos años.

Tampoco dedican demasiado tiempo a empatizar con la familia de la cocinera asesinada. Hasta tal punto llega su perversión que, en la mayoría de ocasiones, han tachado el suceso de "tragedia" o simplemente de "muerte". Así, como Nuria hubiese muerte por arte de magia.

Pero es que, además, mientras andan preocupados por los presos, obvian señalar a los principales (y reales) culpables de toda esta situación: la administración, es decir, al Govern. Porque, no lo olvidemos, el aumento de las agresiones a trabajadores, el hecho de que un asesino (que estaba en la cárcel tras degollar a una mujer) tuviese acceso a cuchillos en la cárcel o que los funcionarios hayan dicho basta, tienen un claro responsable político: Gemma Ubasart y el resto del ejecutivo catalán.

Pero claro, queda más progre y guai preocuparte por los reclusos y señalar a los funcionarios de prisiones (carceleros les llaman, a modo despectivo) que no enfrentarte al poder. Incluso podrían hacer las dos cosas a la vez, que no es incompatible. Pero no, mejor mostrar su falsa superioridad moral y acusar de fascista al que, simplemente, defiende que en las cárceles catalanas haya orden y sus trabajadores no tengan que jugarse la vida por simplemente ir a trabajar. Al fin y al cabo es la tendencia que hace tiempo que arrastra nuestra izquierda: más preocupados por los delincuentes que por sus víctimas.

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