
Un dinosaurio llamado esfuerzo
El dilema de la pedagogía teórica: ¿es la libertad del alumno sin esfuerzo la clave para el éxito educativo?
Para llevar con éxito un aula cabe promover el esfuerzo personal entre los alumnos. El esmero está detrás de ese objetivo, ya que sin él no se puede superar una limitación. Para ello los educadores deben ser absolutamente coherentes, firmes y justos. Decía Chesterton que no puede existir la educación libre, porque si dejáis a un niño libre no le educaréis. Con libertad plena dudo mucho que todo el mundo decidiera trabajar ocho horas cada día, llegar puntual a su trabajo, o cumplir con los deberes encomendados. El esfuerzo no nace de la libertad del individuo, se potencia con la obligación aprendida desde pequeño.
Las pedagogías teóricas pregonan la libertad del alumno ante las materias a elegir, ante el uso de Internet y ante sus deseos básicos, es decir, dan prioridad a la libertad del estudiante de hacer lo que le plazca sin exigirle mucho esfuerzo. Así, en las facultades de pedagogía, y en muchas de magisterio, se ha implantado el modelo de libertad para adoctrinar a los nuevos docentes. Allí se defiende que es el profesor quien, sin necesidad de dominar su disciplina, debe provocar el interés del alumno más que promover su esfuerzo.

Pero esta salmodia del no esfuerzo consigue muchos convertidos en una malentendida pedagogía. Prueba de ello es que estos fieles proponen ser críticos con los docentes, pero no con la pedagogía teórica, es decir, consigo mismos. Y cuando se les expone que su ideología ha conllevado la caída en picado de los resultados académicos en Estados Unidos y Canadá por los sesenta, en Suecia y Francia por los ochenta, y sobre todo en España a partir de los noventa, dan la culpa a la falta de formación de los docentes, a la falta de recursos o a las desigualdades sociales, y aunque esto lo repitan cada tres años ante los malos resultados de las pruebas PISA, no mejoran sus argumentos.
De hecho, la pedagogía teórica siempre ha argumentado lo mismo, que es la sociedad la que ha cambiado y que por ello hay más fracaso escolar, pero ¿cómo se explica que ello solo suceda justamente en los países en dónde se aplicaron estas pedagogías? O peor aún, ¿cómo se entiende que en Baviera se den los mejores resultados académicos alemanes si este länder se negó a aplicar la pedagogía teórica?
Si hay deterioro en las familias debemos mejorar la educación para minimizar los efectos negativos de estas, ¿o quizás estas teorías fueron las que empeoraron la sociedad? Por desgracia, muy pocas políticas educativas se han cuestionado que sea la pedagogía teórica la causante de tal desmejora. Los alumnos lo viven en las aulas y lo sufren en las clases. Pero los pedagogos defensores de la misma se escudan afirmando que son científicos de la educación. Y aquí es cuando uno se pregunta lo siguiente, ¿es la pedagogía una ciencia? Y todos sabemos que no utiliza el método científico.
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