Hombre con gafas y expresión seria frente a un fondo rosa con un símbolo de un cuchillo sobre un círculo con rayas rojas y amarillas.
OPINIÓN

En defensa del 'Apunyalòmetre'

Ahora resulta que lo progresista es salir a la calle con un machete a desangrar a los vecinos

Imagen del Blog de Octavio Cortés

Estos días ha dado que hablar una cuenta de X, llamada "L'apunyalòmetre" que se dedica a contabilizar los incidentes que, en esta Catalunya inclusiva nuestra, se resuelven a cuchilladas. Como no, desde los sectores del progresismo (i.e. pobresismo) se ha acusado a los administradores de la cuenta de fascismo, xenofobia y demás. 

Nos habíamos acostumbrado ya a que la izquierda haya abrazado, a la vez, la causa del islamismo y la agenda Queer, puesto que la izquierda nunca se ha distinguido, precisamente, por su rigor intelectual.

Pero ahora resulta que lo progresista es salir a la calle con un machete a desangrar a los vecinos como si fueran aves de corral. Y lo fascista es poner objeciones a este ambiente de masacre general de la población civil. ¿Es lo propio del ultraderechista querer pasear por su ciudad, con su familia, sin ser atacado por hordas de cuchilleros? Por lo visto, sí.

Que este repunte de la delincuencia más primaria y brutal haya coincido con el auge de la inmigración descontrolada es, por supuesto, una casualidad. ¿Cómo lo sabemos? Lo sabemos porque el añorado conseller Elena, el hombre del bocadillo de calamares, dijo que el problema no era tanto la inseguridad sino la "percepción de inseguridad" por parte de los ciudadanos.

Joan Ignasi Elena está sentado en su escaño en el Parlament, apoyando su cabeza en su mano y mirando pensativo hacia adelante.

Es decir, el problema es que los ciudadanos lo perciban, se den cuenta. El ideal progresista es que recorran la ciudad bandas de energúmenos armados, arrasándolo todo a su paso, pero que la ciudadanía no lo perciba. A ser posible, porque estén mirando el programa del Gran Wyoming.

¿Qué culpa tienen de todo esto los camaradas del Apunyalòmetre, que se limitan a recopilar los datos pubicados? ¿Es la acumulación de datos, en sí misma, una actividad fascista? Desde aquí todo nuestro apoyo. Si nuestros políticos van a convertir nuestras calles en una secuela de Mad Max con mezquitas y pateras, que por lo menos nos permitan un poco de cachondeo. Bastante suerte tienen de que no somos nosotros los que salen a la calle armados. 

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