Imagen del cubo de TV3 con una bota aplastándolo

OPINIÓN

Cuando es TV3 quien decide quién es fascista

Televisión de Cataluña cataloga a Aliança Catalana y a Vox de fascistas sin ningún miramiento

Hace unos días la CUP, ERC y los Comuns firmaron un acuerdo donde se comprometían a no tener ningún trato con Vox y Aliança Catalana. Ninguno, tras las elecciones, se entiende, porque a los debates donde está Ignacio Garriga van a todos. Primero, los votos y salvar los muebles, que no están las perspectivas electorales para ser héroes todos los días.

El texto lo impulsaba una organización que se llama Unidad contra el fascismo y el racismo, una de eses entidades catalanas que dicen ser no gubernamentales y que viven habitualmente de ayudas públicas. Si no lo recuerdo mal, el texto que firmaron los tres partidos se llamaba "Acuerdo antifascista", de modo que tildaban a Vox y Aliança Catalana de fascistas.

Ya no es que sean extrema derecha, según ellos, es que son fascistas y los sitúan en el mismo saco. Para empezar, Sílvia Orriols defiende el colectivo LGTBI y afirma que existe la violencia de género. Son, por tanto, dos formaciones bastante distintas. Es más, Jordi Borràs, el experto oficial en Cataluña sobre estas formaciones, ha admitido que no se puede tildar a Aliança Catalana de fascista.

Pese a esto, TV3, la televisión pública de Cataluña, tituló la noticia sobre el acuerdo así: "Acuerdo antifascista de ERC, Comuns y CUP, que no pactarán ni con Vox ni con Aliança Catalana". La tele de todos, pues, tilda a las dos formaciones de fascistas. No hay comillas, nadie firma el texto, de modo que es de entender que es algo asumido en la línea editorial del medio.

Montaje de Silvia Orriols y los estudios de TV3

Estamos banalizando de tal modo el término de fascismo, que ha perdido toda la importancia. Si uno lee el programa electoral de Aliança Catalana, se hace impensable citarlos de fascistas. No hay violencia por ningún sitio, no quieren ejercer ningún control económico, ni imponer un modelo de familia. Es más, creo que deberíamos abrir el melón del concepto extrema derecha, pero ya lo dejaremos para más allá del 12 de mayo.

Yo no le puedo exigir a los medios privados procesistas que no banalicen el fascismo y hagan el ejercicio de leerse las propuestas de Sílvia Orriols. Pueden estar en desacuerdo, hasta confrontarlas. Pueden considerar que su propuesta en inmigración es una locura, aunque es lo mismo que estén haciendo ya en el Reino Unido, Alemania o Suecia. Más faltaría que no puedan cuestionar a una formación política.

En cambio, a Televisió de Catalunya, es decir, TV3, le exijo que sea neutral, que tenga cuidado con sus afirmaciones y no quiera manipular la realidad para influenciar en mi sentido del voto. El fascismo fue algo muy serio como para utilizarlo sin sentido, más aún cuando sus propios expertos lo niegan. 

Yo ya he asumido que el trato es desigual y que en Cataluña los medios públicos no son imparciales. Y es una mala noticia, porque no debería ser así. Haría bien TV3 de revisar los conceptos, adaptarse a la realidad y dejar de hacer política desde sus redacciones de informativos. Traten a los ciudadanos como adultos, que somos quien pagamos sus sueldos.

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