Montaje con un plano medio de Joan Ignasi Elena sujetando un móvil y llevándoselo a la oreja con una imagen al lado de un coche de los Mossos en blanco y negro
OPINIÓN

Cuando la ruleta de la inseguridad llama a tu puerta en Cataluña

No es una sensación: la inseguridad es ya una realidad. Lamentablemente, en pocos días lo he podido comprobar de primera mano


Dicen que uno solo se da cuenta a veces de determinadas evidencias cuando se topa con ellas de frente. Te pueden contar que está lloviendo mucho, pero solo lo asumirás si sales de casa o empieza entrar agua en tu vivienda. Algo similar sucede con la inseguridad: la asumes y te preocupas cuando alguien de tu entorno o tú mismo la sufres. Era cuestión de tiempo, supongo, pero ya ha llegado el momento.

Hace unos días a gente muy cercana les entraron a robar en su casa. Un sábado por la tarde, en el centro de una gran ciudad de Cataluña. Les dejaron el piso hecho un asco, pero lo peor de todo fue que les robaron muchas cosas. Entre ellas, joyas de familiares que fallecieron y que probablemente ya no recuperarán. 

Ya se pueden imaginar la sensación que a alguien le queda cuando se encuentra su piso así y ve que les han hurtado bienes y dinero propio. Uno se siente inseguro, tiene miedo y piensa que en cualquier otro momento pueden volver. Justo unos días antes sucedió casi lo mismo en el domicilio de un amigo. Era un viernes por la mañana y, por suerte, se quedaron sin entrar al escuchar los golpes de una vecina. La respuesta de los Mossos fue clara: se trata de gente que probablemente no sabe leer -dijeron literalmente esta frase- pero tiene muy claro qué debe robar y qué no.

Imagen de una cinta de los Mossos d'Esquadra delante de una casa

Así están las cosas en Cataluña. Les repito: sucedió en dos ciudades distintas de Cataluña, en el centro de ellas y lejos de barrios de los que salían en 'Callejeros'. A plena luz del día y con la sensación que no recuperarán el material robado, ni siquiera aquellas joyas familiares que importan más por el valor sentimental que por lo que valen.

La única solución posible a día de hoy

La primera respuesta fue clara: debemos poner una alarma, extremar nuestra seguridad para poder vivir y dormir tranquilos. Poner cámaras de esas que ahora controla uno por el móvil para poder salir un sábado por la tarde con tranquilidad o un viernes a trabajar. Es totalmente comprensible, lo primero es la propia estabilidad y cuando te entran en casa la ansiedad se apodera de ti.

Imagen de los agentes de la Guardia Urbana de Reus y los Mossos d'Esquadra en un dispositivo

Sin embargo, todos deberíamos ir más allá. No podemos normalizar la inseguridad, no podemos llegar a pensar que la ruleta de que te entren a robar en casa es algo habitual. En 2022 un 32,4% de los catalanes dijo haber sido víctima de un delito y los medios oficialistas hablaron de sensación de inseguridad. Lo siento: no es una sensación, es una realidad y debemos exigir que se haga algo al respeto.

Que no nos vendan la moto de que la inseguridad es una mentira, una cortina de humo. Los datos no mienten, aunque cada medio lo utilice en función del partido que paga la publicidad en su diario. La mayoría de catalanes ya ve esta problemática como la más grave en la mayoría de ciudades y ya va siendo hora que alguien ponga freno. Que la única alternativa para estar tranquilos sea llamar a una empresa de alarmas, demuestra una rendición política que no podemos tolerar.

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