Persona en blanco y negro haciendo gesto de silencio con el dedo índice sobre los labios, con el logotipo de ERC en la mejilla, fondo rosa y elementos gráficos en negro y rojo.
OPINIÓN

Congreso anulado, disidente silenciado

Los congresos de algunos partidos se han transformado en una especie de juego de las sillas, en todos los sentidos

Hace tan solo una semana nos enterábamos de que ERC había llegado a un acuerdo con el PSC para entrar a formar parte del equipo de gobierno de Jaume Collboni y apuntalar el gobierno municipal que llegó a la Plaza Sant Jaume mediante un pacto contra naturaleza de PSC, Comunes y PP.

Podríamos pecar de ingenuos y pensar que este pacto es fruto de los resultados de las pasadas elecciones y de los pobres resultados electorales de los republicanos. Nada más alejado de la realidad.

Imagen de Jaume Collboni, del PSC, en un acto de su partido

Este pacto se cuece hace meses, antes de las elecciones, si bien ahora han encontrado el momento oportuno para llevarlo a cabo. Sin elecciones a la vista y fundamentalmente previendo que la subsistencia del partido vía contribuciones de los altos cargos irá a la baja si se conforma un nuevo gobierno en la Generalitat, donde seguro reducirán su presencia actual.

En un intento de hacer ver que las decisiones del partido se toman de forma colegiada, se convocó un congreso extraordinario en el Orfeón Martinenc de Barcelona, en un espacio donde solo caben 270 personas, para corroborar el acuerdo que había llegado el Grupo Municipal republicano. Lo cierto es que arrendar un espacio con capacidad para menos de un tercio de la militancia de tu sectorial es, al menos, sospechoso.

Se tiende a pensar que en política las cosas nunca pasan en vano. ¿Esperaba ERC tener una asistencia menor y así poder aprobar el pacto sin demasiada oposición? Creo que es una pregunta con una respuesta bastante evidente. Lo que yo llevo días cuestionando es si de verdad la federación de Barcelona va por libre y la dirección no está del todo de acuerdo (lo que me extrañaría) o es todo una pantomima para engañar a la gente, incluso a sus propios militantes.

El presidente de la Generalitat de Catalunya y candidato de ERC a la reelección, Pere Aragonès, comparece tras el recuento de votos durante el seguimiento de la jornada electoral de elecciones autonómicas de Cataluña, en el Pavelló Estació del Nord, a 12 de mayo de 2024, en Barcelona, Catalunya

Es cierto que, lejos de desentenderse, varios colectivos críticos con la dirección y con la federación de Barcelona movilizaron a mucha más gente de la prevista. Un ejemplo fue el Colectivo Primero de Octubre, la verdadera vertiente independentista dentro de ERC, que en previsión de ser testigos como su partido pactaba con el PSOE del 155, pidió a todos sus afiliados que fueran en masa en el Orfeón Martinenc.

Y así fue. Una vez el recinto ya estaba lleno hasta los topes y la prensa divagaba por la zona captando las imágenes de los peces gordos que hacían acto de presencia en la cita, una larga cola de militantes todavía serpenteaba por la acera de la Avenida Meridiana y la calle Consell de Cent. Tal fue la aglomeración que, finalmente, el congreso se suspendió sin nueva fecha.

Queda claro que hacer el congreso ese día y en ese espacio era inviable. Ahora bien, a mí me
surgen algunas preguntas que me gustaría trasladarle. ¿Hasta qué punto ERC esperaba que la militancia no asistiera y así poder aprobar el pacto plácidamente? ¿O quizás ya tenían preparada toda esta obra de teatro para aplazar la decisión hasta bien entrado el verano, y tener una herramienta nueva para negociar la no investidura?

Imagen de Elisenda Alamany hablando en público en la 'Festa de la República 2023'

Es por todo esto que yo tengo claro que, o bien de verdad esperaban que fuera muy poca gente o esperaban que pasara lo que pasó para aplazar sine die el congreso para no tensar la cuerda interna aún más, ahora que tendrán que decidir si hacer presidente al ministro de Sanidad centralizador del PSOE que ostenta el honor de tener una de las listas de muertes más largas por su gestión de la pandemia. No me creo que nadie dentro del partido viera que alquilar una sala donde no cabe ni el 25% de la militancia es un despropósito, todos sabemos que tontos no son y que maquinan más las cosas de lo que parece, así que no hay más remedio que decantarme por la segunda opción.

Sin embargo, solo deseo que estos militantes nacionalistas de ERC, actuales herederos de Reagrupament de Carretero, no abandonen el partido ni las ganas de plantar cara, porque son la esperanza de poder recuperar aquella Esquerra Republicana de Catalunya que no se escondía de su C. Aquella de la que Francesc Macià sí se sentiría orgulloso.

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